En agosto, el pueblo de Tejina celebra la Fiesta de los Corazones
Todo el mes, dos grandes corazones iluminados brillan en la ladera de la Tejinetilla para destacar y comunicar la época festiva tejinera a toda la comarca.
De cerca y a la luz del día el símbolo de las fiestas en honor al patrón San Bartolomé, conocidas como “Fiestas de los Corazones”, se presenta menos espectacular.
Se trata de una construcción formada por puntales y pilares metálicos que llevan un corazón grande y otro pequeño.
Ambos están formados por innumerables bombillas situadas en los dos carriles de los bordes, que crean la ilusión de corazones brillantes en la oscuridad.
La estructura está en un lugar destacado, ubicado al final de la calzada por la urbanización del Camino de Arico, encima de la carretera de circunvalación hacia de Tegueste.
La ubicación ofrece vistas de ensueño sobre Tejina y su iglesia y la costa de Bajamar.
Las “Fiestas de los Corazones” tienen una larga tradición como comprueban los libros de protocolo de la Comisión de Fiestas del año 1904.
Las fiestas recuerdan también que Tejina era un pueblo autónomo antes de su incorporación a la ciudad universitaria de Tenerife, La Laguna, hace unos 150 años..
El edificio del antiguo ayuntamiento del pueblo, un edificio bajo y sin ventanas, enfrente de la iglesia se transforma anualmente en un restaurante,
Asimismo, cada año, los mostradores brotan en las aceras como flores del asfalto.
Patios sin uso durante todo el año y solares vacios se convierten en bares y restaurantes.
De vez en cuando, el aumento de la oferta gastronómica provoca protestas del empresariado local, que se queja de competencia desleal durante la época más prospera del año.
La Fiesta de los Corazones tiene larga tradición
El programa consta de una gran variedad de componentes.
Hay conciertos, espectáculos de varias formas, desfiles de moda, competiciones deportivas, fuegos artificiales, batallas de flores, desfiles con floristas y mucho más.
A lo largo del tiempo, el festival ha pasado por muchos cambios. Se añadieron, sustituyeron y eliminaron elementos y actos.
El acto más representativo es la “Ofrenda de Corazones”, en la que los corazones, a los que debe su apodo la fiesta, juegan un papel fundamental.
Los corazones son obras hechas, de varios componentes vegetales que pueden pesar hasta 800 kg.
Cada una de estas construcciones, realizadas por los integrantes de las asociaciones Calle Abajo, Calle Arriba y Calle Pico, consta de una base vegetal decorada con frutas e imágenes redondas realizadas de harina.
Estas obras de artesanía están inspiradas en las costumbres tradicionales y también en los símbolos y detalles de las fiestas en honor al patrón San Bartolomé.
El domingo de la Ofrenda, mucha gente se reúne en la plaza de la iglesia para esperar la llegada de los corazones.
Habitualmente, el primero en llegar es el corazón de la calle Abajo, acompañado de un centenar de personas, todas vestidas con camisetas amarillas.
Una veintena de hombres fuertes llevan sobre sus hombros la construcción metálica del corazón adornado.
El grupo pasa por el puente del Barranco, la plaza El Ramal y el Teatro Unión para entrar a la plaza de la iglesia y ocupar el lugar asignado.
Eso no es fácil porque debido a la estrecha escalera que hay que subir.
Las asociaciones traen los corazones a la plaza de la iglesia
Un poco más tarde llegan Calle Arriba, vestida con camisetas naranjas, y la Calle Pico que luce en blanco.
Los grupos forman un semicírculo en la plaza y levantan la parte superior de la estructura del corazón para saludar al patrón que está en el portal de la iglesia.
Luego el cura, acompañado de representantes de las autoridades municipales e insulares celebra la bendición.
Gracias a la inclinación de las estructuras, todo el mundo puede dar un vistazo a los corazones durante la ceremonia.
Luego los grupos traen sus corazones al palo previsto para izarlos.
En la parte superior, se pasa la cuerda sobre una polea, con la que integrantes de los grupos suben el corazón.
Otros lo mantienen en equilibrio, presionando varillas contra los puntales de la parte trasera.
La sintonía del equipo es esencial.
Luego, dos hombres sin vértigo suben la escalera para fijar el corazón en varios puntos del mástil con barras transversales y alambre.
Al final, se ponen las banderas españolas en los laterales de la parte superior.
Al día siguiente se distribuyen las partes comestibles entre los espectadores.
Luego, se retiran los corazones.
(La versión alemana publicada en Megawelle, 2011– 2016)