En Carnaval, las cosas son como son. Todo el mundo las toma muy en serio. También en el ámbito de la reina infantil.
En eso no se diferencian de los grandes. Los “grandes”… son las candidatas de la “Gala de la Reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife.
Las aspirantes a la corona de reina del carnaval de la isla capital tinerfeña. No obstante, la gala de las peques en el Recinto Ferial no es tan diferente
O mejor dicho, la única diferencia consiste en la palabra “Infantil” que sale tras de la “Reina” en el título de la competición.
Por supuesto, hay una diferencia entre ambos concursos.
La gala infantil tiene lugar unos días del acto de las grandes reinas, y todo es un poco más pequeño.
Las fantasías de las peques ni siquiera llegan a la mitad de la altura de la competencia de las adultas, donde se permite alturas de hasta cinco metros.
Las propuestas temáticas no se sitúan en las metáforas filosóficas de la alta cultura y el turismo, sino que en las cosas verdaderamente importantes como la casa de la bruja y la isla del tesoro, el libro de cuentos y Barrio Sésamo.
Aquí, no hay asistentes que demuestren su destreza con alfileres e imperdibles para arreglar muy sutiles tocados o para destacar escotes.
Faltan también los peluqueros estrella que aplican trucos ingeniosos y mucha laca para transformar cabello en obras de arte.
Los maquilladores tampoco están en todos los lados.
Las fantasías del concurso de la Reina Infantil son más pequeñas
En cambio, en la zona detrás del decorado queda bastante espacio, dado que las fantasías bajitas ocupan mucho menos espacio que los pesados monstruos, en parte montados en carritos, que las aspirantes al título de la Reina del Carnaval tienen que poner en movimiento cuando intentan desplazarse.
En otras palabras: las fantasías infantiles y las de las adultas como coinciden tanto como un auto de choque con una furgoneta.
Los padres son los ayudantes más importantes las pequeñas divas
Ellos no escatimaron en gastos ni esfuerzos para fortalecer la competitividad de sus hijas.
Incluso antes de salir al escenario del gran momento, animan a la hija y echan una mano para quitar el medio escénico y apoyarle para ser capaz de mostrar su mejor lado.
Por supuesto, en el concurso de la “Reina Infantil”, hay también patrocinadores y las fantasías están hechas por diseñadores.
No obstante, los costes son significativamente menores.
A menudo, los jóvenes diseñadores ganan experiencia en este concurso antes de aprovecharse de los grandes presupuestos de las empresas patrocinadoras de las reinas adultas.
Pero en cuanto al ajetreo y el bullicio, no es tan diferente para las pequeñas que para las grandes.
Los equipos de cámaras de televisión están detrás del escenario para pescar entrevistas y capturar sonidos originales.
Por supuesto, eso no se transmite en directo.
Se necesita varios intentos para que una nerviosísima candidata de seis o diez años pronuncie algunas palabras, tanto entendibles como transmisibles.
El público anima a las candidatas a Reina Infantil
El público difunde un similar entusiasmo que en la gala, pancartas con su nombre animan a las candidatas.
En el escenario se ve grandes globos.
De vez en cuando, salen cohetes de confeti desde el borde del escenario hacia el aforo.
Al final, todas las fantasías infantiles vuelven a subir al escenario para el acto, en el que se anuncia la ganadora.
Por supuesto, las pequeñas fantasías se colocan mucho más rápido en su sitio previsto que las candidatas a la corona de la Reina del Carnaval de Santa Cruz.
No es necesario manejar con precisión milimétrica los carros que llevan las espaciosas fantasías adultas que, a menudo, pesan una media tonelada.
Ahorra también tiempo que no hay que volver a maquillar las niñas antes de la actuación final.
A cambio, para las adultas aspirantes es inevitable salir al escenario bien maquilladas, porque todo el mundo va a admirar las lágrimas de alegría de la nueva Reina de Santa Cruz tanto en primer plano como en directo la pantalla del televisor.
La reina infantil también recibe su cetro de manos del alcalde de Santa Cruz.
Hay que añadir que el año pasado los videos y efectos de iluminación en la gigantesca pantalla que se extiende a unos cien metros en el decorado del escenario fueron bastante más poéticos en la proclamación de la reina infantil que en la entrega del cetro a la reina adulta.
Las murgas y comparsas amenizan al público
En todas las galas, actuaciones de grupos de baile, de murgas y de agrupaciones musicales amenizan al público durante el periodo en el que el jurado debate y toma sus decisiones.
En la gala infantil se presentan, niños y adolescentes, las nuevas generaciones de las disciplinas carnavaleras.
Por supuesto, las coreografías no son tan espectaculares, sino amenizan por los errores y desfases de los pequeños protagonistas.
Hacer pasos de baile en sintonía con el ritmo de la música delante de miles de espectadores no siempre resulta tan facil.
Las murgas infantiles incluso celebran un concurso que consiste de tres fases y la final.
En el Recinto Ferial, los jóvenes murgueros están muy reconocibles por un grueso jersey con el logo de su murga, a menudo la cabeza de un payaso, para protegerse del frío.
En el concurso de disfraces, sobre todo los jóvenes atraen las vistas.
La competición tiene lugar un domingo por la mañana.
El espacioso aforo no está lleno y tampoco hay iluminación en el escenario.
Lo más destacado de esta mañana son los niños.
Esto también se debe al hecho de que hay mucho movimiento en ellos.
Los disfraces marcan el Carnaval
Por supuesto, hay concursantes adultos.
Pero ellos son en gran parte los protagonistas del año anterior con otro traje.
El cinéfilo ya no es Spiderman sino el Terminator y el autobús turístico se presenta como el Auditorio de Tenerife..
En cambio, en la competición de los niños pequeños, variaciones de la Abeja Maya, abejorros, pequeña fresa salen a las tablas escenario.
Los más pequeños tienen que agarrarse de la mano de la madre o de la educadora para evitar de tropezarse o incluso perderse en el muy espacioso escenario.
Los grupos escolares y preescolares se pavonean en el escenario como una compañía de unas treinta geishas.
Tres docenas de disfrazados de pato Donald Duck intentan patear a compas sin pisar los talones de otro pato.
Muchos miran tímidamente mientras el pico delante de la nariz sube y baja al ritmo de sus pasos.
De vez en cuando hasta los abuelos se asombran.
Por ejemplo, cuando los nietos salen como The Sweet. O David Bowie. O Kiss. En muy altas plataformas, trajes muy ajustados que brillan. Con peluca de melena despeinada y guitarras de plástico.
En ese momento parecen ser los héroes de la era del glam rock. O abuela o abuelo mismos hace unas cuatro décadas.
En algunas fotos, las que nunca habían mostrado a los hijos de sus hijos.
(La versión alemana, publicada en Megawelle, 2011 – 2016)
