A finales de verano tiene lugar la Bajada de la Virgen de El Socorro.
En esos días, Tenerife reflexiona sobre sus orígenes y conmemora la época en que los misioneros pisaron su pie en la isla para convertir a los indígenas al cristianismo.
Los primeros monjes llegaron a Canarias más o menos siglo antes de que los españoles se apoderaran definitivamente de las islas.
Los misioneros intentaban disuadir a los guanches de seguir rezando a sus deidades, arraigados en fenómenos naturales.
Símbolo de esta época es el mito de la Virgen de la Candelaria que convirtió en la Patrona de Canarias.
El mes agosto cuenta con un festivo canario en honor a la virgen.
Pero no sólo Candelaria, sino también Güímar, conmemora la virgen año tras año con una gran fiesta a principios de septiembre.
El calendario de las celebraciones no refleja la cronología de los hechos históricos con exactitud.
Pero eso tampoco importa, dado que hay muchas más fiestas en honor a la Madre de Dios.
Y cada una de ellas lleva un nombre diferente.
La bajada, en Güímar, por ejemplo, está dedicada a la Virgen del Socorro.
El motivo es el hallazgo de una estatua de madera de la Virgen María.
En el 1406 aproximadamente, un barco perdió una estatua de madera.
El mar la arrastró a la playa de Chimisey de El Socorro, término del actual municipio de Güìmar.
Dos guanches la encontraron y la llevaron al regidor de la zona, el Mencey de Güímar.
Se dice que él residió entonces en la Cueva de Chinguaro, lugar donde en la actualidad está un centro de información arqueológica.
La Bajada de la Virgen está dedicada a un suceso histórico
En la Bajada, la procesión pasa por ese sitio en el que, como se dice, los guanches rezaron por primera vez a la Virgen.
Como los guanches no se pusieron del todo de acuerdo sobre qué hacer con la estatua de la Virgen María, discutieron mucho en las reuniones tribales públicas, “tagoror” en las que solo podían participar hombres.
Tras apasionados debates, se tomó la decisión de depositar la figura de madera de la Virgen María, ya evaluada como venerable, en la cueva de San Blas de la playa de Candelaria.
Por eso, la patrona de Canarias se llama la Virgen de la Candeleria en vez de la Virgen de Güìmar.
Por supuesto, ambos municipios han cambiado mucho en los últimos seiscientos años.
En Candelaria se construyó una iglesia cerca de la cueva de San Blas.
En 1959 la actual basílica la sustituyó.
Ese edificio sacro de gran belleza, causó serios quebraderos de cabeza a generaciones de alcaldes locales, dado que la plaza delante de la basílica de tamaño de un gran campo trigal difunde los aires de un enorme patio de armas.
Eso fue más o menos la intención de los constructores porque el conjunto arquitectónico debía corresponder con el gusto más militar del dictador Franco.
En la actualidad, la explanada se presenta como un desierto de losas de hormigón, por lo que el plan del Ayuntamiento de establecer espacios de estacionamiento en partes del sitio quizás no sea la peor solución.
Sin embargo, antes de realizarlo hay que hacer los trámites administrativos correspondientes porque no solo la basílica sino también el desierto de hormigón frente a ella disfrutan de la protección legal del monumento.
El polígono industrial tiene un papel muy práctico en la bajada
Las estatuas de bronce de los príncipes guanches, probablemente no se están en su sitio para conmemorar las hazañas de los guanches sino para tener algo que fija las miradas en el lado de la plaza que limita con el Océano Atlántico.
Por cierto, las figuras de bronce pertenecen a la segunda generación de esculturas.
El aire salado del Atlántico carcomió y deformó los predecesores, hechos de hormigón, material poco resistente a la humedad.
Por eso se mudaron hace unas dos décadas a la Rambla de la Avenida en el recién construido barrio alto de Puntalarga.
Por supuesto, la zona costera de Güìmar tiene también aspecto muy diferente que hace 600 años.
Grandes partes están ocupadas de una zona industrial, gestionada por los municipios de Arafo, Candelaria y Güìmar.
La playa de Chimisey y la pequeña urbanización de El Socorro limitan con el polígono industrial.
Por supuesto, el polígono colindante no enriquece el ambiente romántico de la Bajada de la Virgen del Socorro.
Pero ofrece ventajas reales y prácticas.
Personas a las que gusta no caminar pueden dirigirse directamente a la meta del tradicional desfile, celebrada desde hace más de cien años.
Los domingos y festivos hay casi siempre aparcamiento.
La Bajada de la Virgen cruza la autopista
La Bajada del Socorrro en Güímar es un evento multitudinario en la que participan decenas de miles de personas.
No importa a nadie, si participan de verdad con los 60.000 habitualmente contados.
O incluso con más de 100.000, cifra ofrecida el año pasado.
Los peregrinos probablemente siempre habrán cantado acompañados de guitarra a lo largo de la marcha de siete kilómetros.
Las camisetas y sombreros estampados, que incluso difunden aires de recuerdo en el momento de la compra, son mucho más recientes.
Al amanecer, tras la misa en la iglesia de San Pedro en el centro de Güímar, la figura de la santa parte hacia la ermita, ubicada en el caserío costero de El Socorro,
La procesión baja a través de calles estrechas y caminos rurales.
Los peregrinos cruzan caminos arenosos y calles plagadas de baches.
Caminan por carriles tan estrechos en los que los conductores normalmente tienen que retroceder hasta una entrada de un terreno cuando dos coches se cruzan en sentido contrario.
La procesión pasa la Cueva de Chinguaro para llegar y unos kilómetros más adelante al malpaís y la autovía.
La muchedumbre de romeros desfila por el estrecho puente, ubicado entre las dos salidas, que se construyó probablemente con motivo de la Bajada.
Dado que el resto del año casi nadie la usa.
Aquí se lanzan los primeros petardos al aire para saludar a la santa.
Apenas una buena hora más tarde y unas cuantas naves de almacén, la Virgen entra en el centro de El Socorro.
Aquí las multitudes se meten en un espacio muy limitado.
Por eso, la policía tiene que formar un cordón para posibilitar la entrada de los sacerdotes y su santuario a la pequeña iglesia.
La mañana siguiente la virgen vuelve a Güímar
A lo largo de la tarde, la policía y protección civil se quedan en la zona de la iglesia para asegurar que los romeros hacen cola.
Hay esperar un largo rato antes de entrar a la iglesia para saludar a la Virgen del Socorro.
Al anochecer se lleva la santa a la playa de Chimisey donde actores aficionados recrean el descubrimiento de la estatua de madera en la ubicación original.
La obra finaliza con la procesión liderada por los guanches que llevan a la Virgen a una pequeña ermita.
La mañana siguiente es el punto de partida de la Virgen del Socorro para regresar a la iglesia de Güímar.
(La versión alemana publicada en Megawelle, 2011 – 2016)