La fama y la cultura de las palomas mensajeras y sus criadores dependen de su país.
En Alemania, los criadores de los mensajeros volantes difunden el encanto de la minería y el carbón, geográficamente vinculados con la Cuenca de Ruhr o el tradicional club de fútbol Schalke 04.
Las Islas Canarias destacan por sol, playa y mar, no obstante, aquí nacieron las primeras asociaciones de colombófilos hace más de un siglo.
La última, se fundó en La Gomera, la también llamada “Isla Colombina”.
Parece gracioso, que la isla debe su apodo al adjetivo “colombino”, vinculado con “paloma” o “paloma-azul”, en vez de homenajear a Cristóbal Colón, que hizo escala en la isla vecina de Tenerife antes de continuar su viaje para descubrir América.
En España la asociación de los criadores de palomas mensajeras se fundó bajo el nombre de “Real Federación Colombófila la de España”.
28 clubes pertenecen a la sección tinerfeña. Aquí, se aplican las reglas para las competiciones que se originaron en Bélgica.
No obstante, cada criador tiene su propia forma de trabajar.
Marco Casanova, por ejemplo, mantiene sus 140 palomas en aviarios en una azotea verde.
Desde allí, tiene vistas fantásticas sobre la inmensidad del Océano Atlántico y el puerto de la capital tinerfeña.
A los 16 años comenzó a criar palomas mensajeras.
También empezó a participar en competiciones y ya ha ganado numerosos premios.
Él mismo tiene que hacerse cargo de todos los gastos.
A diferencia de muchas otras regiones, en Canarias los ganadores reciben solo trofeos y certificados pero ningún premio remunerado.
Las rutas de vuelo de las palomas mensajeras pasan por las aguas canarias.
Palomas mensajeras
Por eso, las aves necesitan una mayor resistencia y un mejor sentido de orientación que las palomas en el continente europeo.
Las aves tienen que volar sin parar.
En su camino no hay árboles para descansar.
Por eso, los criadores preparan las palomas mensajeras en etapas para las tareas.
Los tres primeros vuelos, entre 20 y 60 kilómetros, se realizan en Tenerife.
A continuación, siguen rutas más largas sobre el océano con distancias entre 90 y 300 kilómetros.
Las aves salen desde Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote.
Luego, los animales son traídos por barco o avión a las bases de salida en Marruecos.
El vuelo de vuelta puede tardar hasta tres días.
La disciplina suprema es la ruta de aproximadamente 1.100 kilómetros desde Casablanca a Tenerife.
Lamentablemente, tormentas y chubascos evitan que todas las palomas vuelvan a su jaula de origen.
El clima canario ha producido una raza especial de palomas.
En comparación con el norte de Europa, en Canarias las palomas mensajeras son más pequeñas y tienen plumaje más delgado.
A menudo, vienen de Sudamérica.
Entonces, inmigrantes canarios trajeron los animales, originarios de Lieja en Bélgica, al otro lado del charco.
Allí, las palomas mensajeras conectaban zonas recientemente exploradas con las regiones más urbanizadas.
Por eso, la paloma mensajera también simboliza la estrecha relación entre Canarias y Latinoamérica y refleja una parte importante de la historia.
(La versión alemana publicada en Teneriffa Panorama, 2004 – 2007)