La Virgen de Candelaria es la patrona de las Islas Canarias a la que los tinerfeños homenajean dos veces al año.
En febrero, los peregrinos de muchos municipios caminan a pie a Candelaria.
El 15 de agosto, el Día de la Virgen de la Candelaria es festivo en todo el archipiélago. Como el Día de Canarias.
A diferencia de otras formas de devoción a la Virgen María, el origen del culto a la Virgen de Candelaria es más o menos profano.
Hace unos 600 años, una estatua de la Virgen María cayó de un barco.
El agua la arrastró a la playa de Chimisay.
La figura causó gran desconcierto entre los guanches que la encontraron.
Por eso, la llevaron al Mencey de Güímar, el regente de la zona.
En la actualidad la playa, de Chimisay tiene poco en común con el lugar donde yació la estatua de madera.
La Virgen de Candelaria confundió a los Guanches
Chimisay está al borde de un polígono industrial, que hasta el momento no ha cumplido todas las expectativas y, por eso, es raíz de disputas de competencias entre las autoridades involucradas.
Tras muchos años, el Gobierno Insular trasladó las competencias y responsabilidades de la a gestión del “polígono industrial” a los municipios de Candelaria, Arafo y Güímar, en cuyo territorio se ubica.
Vamos a ver si los malentendidos en la comunicación administrativa se resolverán o simplemente pasarán a otro nivel.
No obstante, de vez en cuando la falta de edificación en las calles largas y anchas del prometedor polígono tiene sus ventajas.
En la época festiva ofrece un gran número de aparcamientos gratuitos.
Algo que aprecian tanto los visitantes de los actos de la Fiesta de la Virgen en Candelaria como los participantes de la Bajada de la Virgen en Güímar a principios de septiembre, una fiesta que comparte sus raíces con la Fiesta en honor a la Virgen de Candelaria.
Al Mencey de Güímar, Acaymo, también se asombró mucho de la gran figura de la Virgen con el Niño.
Finalmente se decidió, y nadie sabe porque, que existen muchas versiones muy contradictorias al respecto, trasladar la figura de madera, ya bautizada “Chaxiraxi,” a la Cueva de Achbino ubicada en el terreno del actual municipio de Candelaria.
Allí se convirtió rápidamente en objeto de culto religioso.
Es más, acontecimientos de esta manera ayudaron, a cristianizar Canarias e integrar las islas en el imperio español.
La actual Virgen de Candelaria sustituyó al original
La conquista de Tenerife tuvo lugar en 1497, pero los primeros misioneros ya llegaron mucho antes a la isla.
Sobre todo en los Menceyatos del sur, castigados de una fuerte sequía, el mensaje cristiano cayó en terreno fértil.
En el norte, bendecido por las lluvias, las ideas de los misioneros causaron menos interés.
No es sorpresa que la finalmente reprimida rebelión contra los conquistadores españoles, proviniera de los orgullosos príncipes del Acentejo y el Valle de La Orotava.
Luego, el culto a la Virgen de Candelaria se extendió a América Latina con rapidez porque Tenerife fue una escala para los barcos españoles en su camino hacia el Nuevo Mundo.
En el siglo XVII, se trasladó la venerada estatua de madera a la nueva iglesia, muy cerca de la Cueva de Achbino.
Hace dos siglos, la escultura original se perdió en una tormenta.
El renombrado escultor conocido artista Fernando Estévez de La Orotava creó la sustituta.
En 1959 se inauguró la Basílica, ubicada en el solar de su antecesora, y posteriormente declarada al Bien Cultural de Canarias.
Lo que atrae la atención de los visitantes es la sobredimensionada plaza frente a la iglesia.
La extrema anchura y longitud probablemente tiene mucho que ver con su construcción durante la dictadura militar de Franco.
Incluso festivales folclóricos y grandes conciertos de gran afluencia no requieren todo el espacio disponible.
La Virgen de Candelaria sale de la Basílica
La Basílica está ubicada al borde del centro de la actual ciudad.
El antiguo ayuntamiento, en la actualidad museo, está directamente encima del edifico clerical.
La nueva sede de la administración municipal está a unos cientos metros de distancia, al final de la zona peatonal.
En el día al día del pueblo, la plaza no tiene ninguna función.
Ya hubo una gran cantidad de ideas para rediseñar y mejorar el gran espacio, pero hasta ahora nada superó la etapa del proyecto.
Hace veinte años, las gigantescas estatuas de bronce del escultor José Abad reemplazaron sus predecesoras de mármol, que ahora adornan la Avenida de Puntalarga.
Probablemente, el conjunto, elaborado en metal fundido, no es un guiño a la independencia de las Islas Canarias, sino el desesperado intento de delimitar con dignidad y los medios de las artes plásticas la megaplaza, que se extiende hacia el océano.
Una vez al año, las miradas de toda la isla se dirigen hacia Candelaria.
Las semanas festivas y su gran variedad de eventos culturales comienzan a finales de julio y culminan el día festivio,15 de agosto, en la gran procesión.
No obstante, celebraciones en honor a la Virgen comienzan el día anterior.
Hay conciertos folclóricos y variopintos desfiles en presencia de la Virgen, que deja su lugar sobre el altar de la Basílica y sale a la gran plaza.
La obra teatral culmina en el solemne desfile de procesión
A las ocho comienza la representación teatral, una recreación del descubrimiento de la estatua de madera en playa Chimisay en 1393.
El escenario, un largo rectangular arenal con algunas plantas de cactus delante de la Basílica, está inspirado en los malpaíses de la zona.
Primero llegan las cabras. Su crianza proviene de la época guanche.
Luego siguen actores aficionados, vestidos de pieles.
Algunos curiosos pastores corren hacia el carro, que lleva la Virgen, ya está en la plaza.
Ubicada un poco desafortunadamente, porque la estatua quita la vista a los representantes de las autoridades.
Sus butacas plegables están ubicadas directamente detrás de la estatua.
Los pastores corren arriba y abajo entre la figura de María y el actor que encarna el Mencey.
El rey guanche sopla de vez en cuando su caracola, practicando el bucio antigua forma de comunicarse entre lugares distantes.
Luego, toda la tribu se acerca a la Virgen, primero vacilante, luego resueltamente.
Todos se arrodillan mientras la grúa de cámara de la televisión autonómica da amenazadoras vueltas sobre sus cabezas.
La breve oración llena a los guanches de alegría.
Corren de un lado a otro, saltando con la ayuda de sus largos bastones.
Es una referencia al salto del pastor, una técnica para atravesar obstáculos en terrenos montañosos e inhóspitos.
Mientras tanto, colocan el carro de la Virgen de Candelaria en un puesto apto para encabezar la procesión.
El desfile se forma empezando con los curas y monaguillos y representantes de las autoridades.
Los actores guanches también se incorporan y la procesión comienza a moverse.
Sobre las cabezas de los peregrinos lucen antorchas.
En el pedestal de la Virgen brillan las linternas.
Mientras los últimos rayos del sol se ponen en el mar.
(La versión alemana publicada en Megawelle, 2011 – 2016)