CD Tenerife: Primera División

¿De verdad, el fútbol es reflejo de la vida?

Lo admito: admiro a la afición al fútbol.

No por motivos deportivos.

¡Para nada!

Pero, me impresiona su capacidad de sufrimiento.

La pasión que les posibilita identificase fácilmente con otras personas y sentirse parte insustituible del grupo al que pertenecen.

La facilitad con la que gritan de todo su corazón para animar a hombres a los que ni siquiera conocen personalmente y probablemente nunca van a encontrar en primera persona.

Desafortunadamente, no soy de esa especie.

Los partidos que vi en un estadio puedes contarlos con los dedos de una mano.

No obstante, creo que hay que haber visto ciertas cosas en la vida.

La peli Casablanca.

El volcán Teide.

Los Rolling Stones.

O respecto al fútbol: Real Madrid y FC Barcelona.

Cuando vine a Tenerife fui primero al estadio Helidoro Rodríguez López.

Y luego al Parque Nacional del Teide.

No fue la peor decisión, dado que el Teide no se va de vacaciones.

¿Y los partidos de la Premier League en Tenerife?

Vale, incluso en muchos pajares hay más alfileres que aciertos tinerfeños en el campo.

Eso no importa tanto a la prensa de la isla.

Ellos tienen su rutina en vender mediocres partidos contra equipos que destacan por la extrema falta de propio perfil o clubes, que provienen de los grises suburbios madrileños como finales de la Champions.

En Tenerife, el periodista deportivo también suele llamar a sus conocidos en la península que son muchos.

O mejor dicho, con toda la gente que ya había jugado en o entrenado al Club Deportivo.

Es algo gratificante, dado que en Tenerife hay temporadas en las que se echan tres o cuatro míster a la calle.

El fútbol profesional: más marketing que deporte

Un esencial pilar del fútbol profesional es la identificación de los habitantes con su ciudad y/o su región.

Y, por supuesto, la comercialización, el marketing.

En Alemania, por ejemplo, sin el fútbol y Fritz Walter, capitán del equipo ganador del campeonato mundial de 1954, nadie sabría que Kaiserslautern existe.

Al Hamburger Sport Verein (HSV) se conoce gracias al legendario Uwe Seeler.

La ciudad de Hamburgo no sale tan desapercibido debido a su gran puerto.

Franz Beckenbauer, la leyenda de Bayern visitara el Hofbräuhaus, el templo de cerveza de Munich..

De vez en cuando.

Vale, Hanover tiene por lo menos ferias como el CeBIT.

Mientras el vecino de Braunschweig del recién ascendido Eintracht . .

Probablemente, los fanáticos del tecno más acérrimos ni siquiera tengan la mínima idea que en esta ciudad se elabora el Jägermeister, su preferido licor, lo que les gusta verter en su bebida energética Red Bull.

En épocas muy lejanas, hace más o menos un milenio, esa ciudad a la orilla del arroyo Oker, fue verdadera metrópolis con el Conde Henry el León como regidor.

Vale, para un destino turístico como Tenerife, el local club de fútbol no es tan imprescindible como requisito de marketing.

Pero, al fin y al cabo, las cosas fluyen mejor cuando, todo el mundo está vitoreando, temblando, vibrando o derramando lágrimas de cocodrilo debido a los futbolistas.

No hay que subestimar su función como cabeza de turco y chivo expiatorio que absorba todas las formas de enojo, cabreo y enfado, incluso que tienen otras causas, políticas y  administrativas, entre otros.

Los galácticos causaron aburrimiento

Como ya dije, estuve en el estadio de Santa Cruz que debe su nombre al ex presidente del club, Heliodoro Rodríguez López.

De verdad, por los partidos de fútbol. Dos veces para ser exacto y por las razones ya mencionadas.

Eso fue todo hace más o menos una década.

En los días de Zidane y Luis Figo.

Cuando llegué al estadio los tinerfeños y el Real Madrid ya habían jugado desde hace un buen rato, mientras yo por mi parte busqué como gilipollas mi butaca.

Si vienes al estadio por primera vez, las numerosas entradas y escaleras te hacen desesperar.

Estadio Heliodoro Rodríguez López en Santa Cruz
Estadio Heliodoro Rodríguez López en Santa Cruz

Sobre todo, si debes ir a buscar tu acreditación de prensa, y por eso abrir tu camino  por una muchedumbre, a lo que incluso pertenecen los vendedores de recuerdos.

Las cosas son así: el pase no te da la taquilla sino un hombre, que está en Puerta 14 de la escalera inferior.

Mientras yo, con la acreditación en la mano, busqué mi entrada y llegué a butaca, el Madrid ya había marcado el primer gol  y Luis Figo corrió hacia el punto de penalti para meter el balón en la portería de Sergio Aragonés, el que aun sigue siendo portero del Tenerife.

Figo acertó y Madrid contó con dos goles y el Tenerife con cero.

Eso fue muy bonito. Al menos para el conjunto “galáctico” de Real Madrid.

Para mí y el resto del público las cosas fueron menos encantadoras, dado que el señor Figo perdió repentinamente las ganas de jugar.

Lo mismo le pasó al señor Zidane.

Y también al Sr. Ronaldo.

Las dos caras del fútbol

Los madrileños demostraron su falta de ilusión a lo alto durante el resto de la primera y toda la segunda parte de ese muy flojo y aburrido partido.

David Beckham no salió, dado que el británico se mudó más tarde a Madrid.

Esa noche eso fue una pena, porque sus tatuajes no me pudiesen ofrecer un poco distracción.

El partido en el Helidoro anticipó lo que diría más tarde el director deportivo del Madrid Valdano, campeón del mundo de fútbol como jugador y ex entrenador del CD Tenerife, sobre su creación, los ‘galácticos’: “Deportivamente, quedamos muy por debajo de las expectativas, económicamente fueron años de bendición.”

Unas semanas después, en el partido con FC Barcelona todo fue muy diferente.

No solo porque por yo fui capaz de estar en mi butaca antes del saque inicial.

No, también porque los catalanes eran de otro nivel.

Agresivos.

Rápidos como un rayo.

Vale, Leo Messi faltó.

No pudo ser de otra manera.

En ese momento, el argentino jugó en la liga juvenil o en cadetes.

Vale, Tenerife tampoco estuvo mal.

Fernando Lussenhoff, el rubio defensa argentino con los calcetines remangados realmente persiguió todas las pelotas.

O el delantero de larga melena, Bruno Marioni, muy ávido de marcar goles.

De verdad, fue un partido enfocado en una portería: la de Barcelona.

Lo que cuenta son los goles . . .

Lamentablemente, el CD Tenerife no fue capaz de superar las bien formadas defensas catalanas.

Y Barcelona destacó por sus cracs negros, Seedorf y, sobre todo, Kluivert.

Era la última etapa del bloque holandés que Johan Cruyff en su etapa de entrenador, había establecido en el Barça.

Cuando la pelota acabó fuera de juego en la zona de la portería barcelonesa, enviaron a Patrick Kluivert hacia el área de penalti chicharrero, al hombre capaz de correr los cien metros en once segundos.

Así marcó el primer gol en el minuto siete.

Un poco más el Sr. Aragonés volvió a sacar la pelota de las redes de su portería.

Tras un lanzamiento de falta, que fue precedido por un rápido contraataque.

Desde algunas apreturas, el jovencísimo Carles Puyol agarró la pelota para marcar el primero de sus dos goles.

Sí, el actual capitán barcelonés que destaca por melena rizada y cuerpo de portero de discoteca bien entrenado.

El tercer gol a los veinte minutos fue copia exacta del primer gol.

Yo apagué mi celular.

No quise dejar al compañero al que sustituye sin información.

Por eso le mandé los cambios de resultado por “SMS”.

No obstante, tras el tercer gol me comunicó: “Vale déjalo, ya está”.

No obstante, el partido aún no había terminado!

Una vez más, el señor Puyol estuvo de pie en el área de penalti del Tenerife y alguien le disparó  la pelota  contra su cuerpo de lo que salió a la portería tinerfeña.

Patrick Kluivert, el lateral derecho, volvió a correr dos veces más en el área rival, superando a todos los rivales, para poner la pelota en las mallas tinerfeñas.

El público en las gradas se quedó estupefaciente

La gente en las gradas ya no gritó. Tampoco silbó.

Todo el mundo estuvo muy tranquilo y asombrado.

En el minuto 65, Kluivert golpeó la red local por séptima vez.

Pero esta vez el árbitro marcó fuera de juego.

Poco después, el moreno internacional holandés fue retirado del campo, probablemente porque el Barcelona quería evitar la humillación del conjunto local con una derrota por dos dígitos ante su propio público.

En ese momento, más de 20.000 personas se pusieron literalmente de pie para aplaudir durante varios minutos al sustituido goleador del rival.

Poco después El Tenerife volvió cambiar el entrenador.

Los blanquiazules del Tenerife se colaron más abajo en la tabla.

No obstante, se recuperaron y llegaron en la clasificación muy cerca de los puestos fuera de la zona de descenso.

Una victoria en su propio estadio en la última jornada ante el Bilbao los hubiese mantenido en la primera división.

El momento decisivo del encuentro lo vi en la pantalla de un restaurante en el camino de vuelta del Teide.

Antes del descanso Tenerife fue ganando 2-1.

No obstante, la multitud en el estadio aullaba amargamente el descenso de Tenerife.

Otro aspirante al descenso había ganado inesperadamente su partido.

En la península, donde todas las cosas pasan una hora antes que en Canarias, los partidos ya habían acabado.

En la segunda mitad, los futbolistas actúan tan deprimidos como su afición y por eso perdieron 2:3.

Siete años después, tras otro año en Primera División, El Tenerife descendió a Tercera División.

Esta temporada el equipo vuelve a ser de segunda categoría.

Queda por ver si el club logrará consolidarse en las divisiones superiores por trabajo sostenido o vuelve a perder los frutos por falta de sintonía entre los responsables.

(La versión alemana publicada en Megawelle, 2011- 2016)