En Canarias hay innumerables fiestas. Un gran número de actos festivos culmina en una exhibición de fuegos artificiales.
El mayor espectáculo de este tipo se celebra anualmente el 3 de mayo en la fiesta de Las Cruces y Fuegos de Mayo ” de Realejo Alto.
Miles de personas admiran el magnífico espectáculo de los juegos pirotécnicos de la “fiesta de interés turístico nacional, en la que los explosivos están encendidos desde ambos lados de un barranco.
El origen de la fiesta con larga tradición se remonta a la rivalidad entre los vecinos de dos calles.
Unos kilómetros por encima del Realejo Alto se encuentra la sede de “Hermanos Toste S.L.”, que se dedica a producir los explosivos y organizar exhibiciones de fuegos pirotécnicos.
La empresa, fundada en 1788 por los antepasados de los actuales dueños, realiza unos 60 eventos al año en España y otros países europeos, pertenecientes a la mayoría de las fiestas populares y celebraciones religiosas en el archipiélago.
En pasado marzo, algunos de los 14 empleados fijos estuvieron dos semanas en Gran Canaria para instalar lanzadores de fuegos artificiales en la mayoría de los municipios.
Los fuegos artificiales consisten en muchos elementos explosivos
La coreografía de un gran espectáculo pirotécnico consiste en muchos detalles, por eso es muy complicada.
La exhibición de fuegos artificiales de Nochevieja, de duración de media hora, frente al palacio de la isla en Santa Cruz contó con 4.000 elementos explosivos, instalados a lo largo de 300 metros.
Se colocaron cinco kilómetros y medio de cable. Además se necesitaron 153 kilogramos de pólvora negra para lanzar bengalas con peso de 11,3 toneladas al cielo nocturno.
La preparación del acto de la exhibición de Nochevieja capitalina requería larga antelación.
A lo largo de cuatro días se instalaron los lanzadores en el sitio y ensamblaron los componentes pirotécnicos.
Hay que añadir una semana en la que se planificaron los arreglos de los singulares segmentos de la exhibición.
“En principio, podemos montar un gran evento dentro de once días”, confirma el Director General Marcos Antonio Toste.
Sin embargo, en general se necesita más tiempo, dado que se deben obtener varios permisos de antemano para los variopintos espectáculos en el cielo.
Para una carga de pólvora de hasta 50 kilogramos, basta la aprobación del ayuntamiento local.
Además, en los municipios de los alrededores del Aeropuerto Los Rodeos, la autoridad aeroportuaria AENA debe dar su visto bueno.
Para cargas mayores, se requiere tanto la aprobación de la autoridad competente del gobierno canario como otras evaluaciones y permisos externos.
Hay que también cumplir con las estrictas normas de seguridad, que entre otros, determinan la mínima distancia entre los espectadores y los dispositivos de lanzamiento.
Hay una gran variedad de elementos de fuegos artificiales
Desde hace unos veinte años, se lanzan los fuegos artificiales con dispositivos informáticos.
El uso de la última técnica de este ámbito no solo permite la más precisa sincronización del curso de eventos, sino que también aumenta la seguridad del personal, dado que no son ellos mismos los que encienden la mecha.
Hay gran variedad de posibilidades para diseñar las maravillas pirotécnicas.
En la Gala de Elección de la Reina del Carnaval del año que corre, chispas salieron de tubos, montados en el borde del escenario.
Los “piromusicales” son la combinación de fuegos artificiales y a música clásica.
El más común son los grandes fuegos artificiales en los que culminan actos y eventos.
“La mayoría de los clientes nos dejan el arreglo y el diseño de los fuegos artificiales”, dice Marcos Antonio Toste.
En cualquier caso, las características del lugar influyen más en la composición pirotécnica que la inspiración artística.
La inspección del sitio y la realización del plan muy detallado del espacio preceden a cada exhibición de fuegos artificiales.
Fuegos pirotécnicos constan de muchos componentes.
Se requieren 15 petardos con un diámetro de 10 milímetros para llenar medio minuto con efectos pirotécnicos.
Hermanos Toste S.L. produce unos noventa por ciento de su material explosivo.
Producir elementos explosivos es trabajo peligroso
La producción de componentes de fuegos artificiales requiere un trabajo limpio y preciso, dado que el trabajo no está exento de riesgos.
Todos los materiales en polvo se examinan para excluir cada forma de contaminación.
En todas las instalaciones de la empresa destacan carteles que indican la prohibición de fumar.
En cada esquina hay extintores y mangueras.
Sobre las instalaciones de la empresa existe una balsa de agua para emergencias.
La carga de los fuegos artificiales consiste, para decirlo de forma simple, en polvo negro, de cloruro o polvo de color, a lo que se añade un aditivo en forma de bola, puesto alrededor de un grano de alpiste.
A continuación, la mezcla se cura con aire en una sala de secado a lo largo de una semana.
La sustancia básica de los colorantes son carbonatos de diferentes elementos químicos: estroncio produce el rojo, sodio el amarillo, bario el verde y cobre el azul.
También hay bolas multicolores.
Los componentes de los fuegos artificiales están compuestos de diferentes elementos.
La capa exterior consta de dos mitades de plástico que se recubren con un solvente antes de ensamblarlas con prensas hidráulicas o de tornillo.
Dentro hay una carga de pólvora y las bolas de color. Al extremo inferior de los fuegos artificiales se fija la carga propulsora y la mecha.
Entre la carga y el propulsor está una capa de pólvora que retrasa la ignición del propulsor en cuatro segundos que evita que el artefacto explosivo explote inmediatamente.
Es medio de seguridad, sin embargo, que se utilice ese retraso también como elemento dramatúrgico.
Una gran carcasa pesa unos veinte kilos
El efecto y la propagación de las explosiones depende de la forma de la carcasa de plástico de la carga.
Los estrechos cohetes zumban muy alto en el cielo antes de explotar.
Carcasas formadas como bola y cilindro distribuyen las llamas de colores según su forma y la disposición de las bolas.
De esta manera se crean emblemas, formados como corazones en el cielo, entre otros.
Una gran carcasa tiene un diámetro de 35 centímetros y pesa unos veinte kilos.
Las luces romanas o braseros, las llamadas “candelas”, que se ponen en el suelo, disparan hasta diez luces a intervalos cortos.
Entre las cargas individuales hay capas de pólvora, que determinan la duración del intervalo entre las balizas.
También hay fuegos artificiales que salen desde el agua y productos hechos a medida para efectos especiales.
Esto incluye el volcán resplandeciente con las masas de lava abultadas para la “Fiesta del Vulcano”, que se celebró en Garachico en mayo con motivo de la erupción volcánica de 1706.
Hace 300 años, esta erupción puso fin a la gran era de la ciudad de vino y puerto de exportación.
Un efecto especial es la rueda de fuego giratoria.
Ocho pequeños fuegos artificiales con cabezas de colores están montados en una pequeña rueda de plástico.
Después del encendido, la rueda gira 150 metros hacia el cielo. Ocho cargas de luz explotan allí.
Luego, la rueda se hunde hacia abajo, solo para dispararse nuevamente poco después.
Esto es posible gracias a la segunda carga propulsora de cuatro cargas, que se encienden después de quemar una capa de pólvora interpuesta. Para obtener más información sobre los fuegos artificiales, visite www.pirocam.com.
(La versión alemana publicada en Teneriffa Panorama, 2004-2007)