Tenerife siempre ha destacado por su gran variedad de producción agrícola. Tanto el cultivo de frutas y hortalizas y la viticultura como la producción de miel, la apicultura, tienen una larga tradición.
En la isla, se producen numerosos tipos de miel con diferentes matices de sabor.
Eso tiene su causa en la gran variedad de condiciones tanto climáticas como topográficas del paisaje que se plasma en una gran diversidad vegetal.
Toda la fauna prefiere un sitio adecuado para poder crecer y desarrollarse y, por eso, evita lugares con rasgos hostiles.
El lagunero Francisco González Ortega es uno de los más o menos quinientos hombres y mujeres, dueños de unas doce mil colmenas, que se dedican a la apicultura tinerfeña,.
A Francisco le encanta el trabajo en la naturaleza y no puede imaginarse currar en una oficina.
Él se ve como “apicultor” y abastece pequeñas tiendas que distribuyen sus productos.
Por supuesto, las abejas son las que hacen la miel.
No obstante, organizar las colmenas y comercializar el producto es muy laborioso, dado que el ciclo de estaciones determina el curso anual de la producción.
Se aprovecha del invierno para desinfectar las colmenas.
El enemigo más peligroso es el ácaro Varroa, que infesta las colmenas, y de esta manera acaba con la producción de miel.
Hay que también mantener las colmenas normalmente hechas de madera y reparar los peines de cera de las tablas, entre otros.
No obstante, gracias al clima templado, la duración de la temporada de miel en las Islas Canarias es considerablemente más larga que en el continente europeo.
Los apicultores producen mieles multiflorales y monoflorales
En la apicultura se distinguen mieles multiflorales y monoflorales.
Unas noventa colmenas permanentes de Francisco González Ortega sirven para obtener miel multifloral, que consiste en el néctar de varias plantas.
Con 70 colmenas móviles recolecta la miel monofloral.
Miel se hace del néctar de una planta específica.
Para este propósito, se instalan las colmenas durante el periodo de floración en regiones en las que la presencia de la elegida planta es desproporcionadamente fuerte.
Veinte kilos de néctar por colmena son buena cosecha.
Cuando hay mucho frío y humedad las plantas producen muy poco polen y, en consecuencia, poco néctar.
Cuando oscurece, Francisco González Ortega lleva sus colmenas con su jeep 4×4 al lugar respectivo.
Un recorrido por las altas y remotas zonas del Parque Nacional del Teide tarda de seis a ocho horas.
Por eso no llega a casa antes del amanecer.
La producción de miel es actividad muy laboriosa
Cargar el vehículo es muy agotador.
Una colmena de altura de un metro y veinte mide cuarenta por cincuenta centímetros y pesa entre cuarenta y cincuenta kilogramos.
A veces, hay que arrastrar las cajas de madera por senderos estrechos para ponerse en el barranco.
Hay también dispositivos técnicos para superar desniveles.
Durante la noche las abejas descansan, por eso se transportan las colmenas durante la oscuridad.
Es imprescindible realizar el cargo con mucha tranquilidad, para evitar que las abejas.se asusten.
En caso de peligro las bestias salen de la colmena para defender a la reina.
En el vehículo, las cajas de madera, apiladas una encima de otra, están fijadas con correas en la pared del vehículo.
Eso es necesario, porque “si una colmena se cae en el vehículo, tienes un problema”.
A lo largo del año, las colmenas pasan por un ciclo.
Durante el verano su populación crece de 15.000 a 70.000 ejemplares.
En comparación con el invierno, en la época estival, la vida de las abejas se reduce de tres meses a seis semanas.
Se dividen las colmenas cuando se vuelven demasiado grandes.
La recolección del néctar ocurre entre las diez de la mañana y las cinco de la tarde, el periodo cuando las abejas se dirigen a las flores.
La miel de retama proviene de plantas en las Cañadas del Teide
Como todo el mundo, sabe que las abejas pican.
Por eso los apicultores llevan trajes protectores, guantes y mascarillas cuando se acercan a sus tesoros.
Durante el día, están rodeados de nube de humo, que hace a los animales creer que hay un incendio y por eso huyen.
Por la noche, el apicultor rocía vapor de agua para que las abejas huelan lluvia y, por eso, no salen de la colmena.
En principio, la miel no es más que la provisión invernal, que supera las necesidades de la propia colonia de abejas.
Para un kilogramo de miel se requieren cuatro kilogramos de néctar, recolectados por los laboriosos animales durante alrededor de unos cien mil de vuelos en los que polinizan más de dos millones de flores.
El calor de la colmena y las propias secreciones del cuerpo eliminan la humedad del néctar líquido, que resulta en una sustancia cristalina que se puede raspar del borde del panal de cera con cuchillo.
Eso es el primer paso del prescrito proceso de producción de miel.
Debido a los diferentes tipos de suelo en las regiones individuales y las diferentes zonas climáticas, en Tenerife se produce una gran cantidad de diferentes tipos de miel.
Entre ellas se encuentra la miel de retama, que se obtiene en primavera y verano en las zonas de mayor altitud del Parque Nacional del Teide.
La miel tradicional tiene un color ámbar claro con ligeros matices dorados. Su aroma es muy delicado.
Por lo tanto, se prefiere en la preparación de postres y se toma con té.
Hay una amplia variedad de sabores
La miel de víbora suele proceder de las comarcas altas de los municipios de Arico y Arafo.
Su color es de blanco a beige claro.
Cristaliza rápidamente y adquiere una consistencia cremosa.
Su sabor es suave, el aroma floral.
La miel de castaño se produce en otoño en las zonas centrales del norte de la isla y en las laderas de Arafo y Candelaria.
Cristaliza muy lentamente y tiene un color ámbar claramente oscuro. Su sabor, que se caracteriza por la madera preciosa, es muy intenso.
Es adecuado como ingrediente en platos de carne y aves.
La tierra natal de la miel de brezo son los bosques de las zonas más bajas, que se entremezclan con tomillo y mejorana silvestre.
La miel de aguacate y plátano, por su parte, procede de las comarcas costeras y valles de Güimar, donde existen numerosas plantaciones de estos frutos tropicales.
Parte de la miel producida en primavera tiene color ámbar muy oscuro.
El aroma se caracteriza por matices que recuerdan a fruta madura.
También están las mieles monoflorales de Relinchón, Malpica y Planta de Hielo, cuya producción es muy limitada debido a la distribución relativamente pequeña de las plantas.
En el caso de las mieles multiflorales, se distingue entre mieles de costa y de montaña.
La miel costera muy ligera se obtiene en primavera en regiones por debajo de los 450 metros de altitud.
Entre sus ingredientes se encuentra el néctar de Relinchón, pero también plátano y aguacate.
Las abejas recolectan la miel de montaña a una altitud de hasta 1.200 metros en verano y finales de verano.
Los componentes de la miel muy sabrosa incluyen el néctar de castañas, brezo, pero también hinojo y eucalipto.
La Casa de la Miel se dedica a los asuntos de la apicultura
La “Casa de la Miel” del Cabildo de Tenerife se dedica a los asuntos de la apicultura.
La entidad administrativa analiza sus productos para proveerlas de un certificado de origen.
La “casa de la miel” también evalúa las mieles para clasificarlas como multiflorales y monoflorales.
Las últimas se venden más caras.
Las mieles monoflorales deben contener cierta proporción de la flor correspondiente.
También se examina el sabor y la pureza aromática del producto.
El DVD Bajo el título “Mil colores . . . Mil sabores” le informa sobre los apicultores tinerfeños y el trabajo de la Casa de la miel cinco idiomas.
Más información: Casa de la Miel, Calle San Simón 51, 38360 El Sauzal, Tel.: 922 562 711, Fax: 922 561 806, e-mail: casamiel@cabtfe.es,
(La versión alemana publicada en Teneriffa Panorama, 2004-2007)