Vistas al Roque Bermejo

El Roque Bermejo está en el macizo de Anaga en el noreste de Tenerife.

En los valles escarpados hay pequeños pueblos de montaña, que se encuentran casi aislados del mundo exterior, que pertenecen gran parte al municipio de santa Cruz.

Uno de los senderos más fascinantes conduce desde el pueblo de montaña de Chamorga hasta la roca de Roque Bermejo.

Aunque en el mapa el pueblo parece a tiro de piedra del centro de la capital y la de La Laguna, hay que pasar por unos treinta kilómetros de carretera estrecha para llegar a Chamorga.

El punto de salida del sendero está al lado del grupo de dragos
El punto de salida del sendero está al lado del grupo de dragos

Incluso el camino de ida desde Las Mercedes ofrece grandes vistas. Entre picos escasamente cubiertos de maleza, sale el largo puerto de Santa Cruz, los cargueros y ferris parecen barcos de juguete.

En el norte, destaca una alfombra de blancas nubes que cubre la inmensidad del Océano Atlántico.

A partir del Bailadero, el camino se hace cada vez más estrecho.

Desde el albergue para senderistas, quedan unos doce sinuosos kilómetros hasta llegar al túnel que conduce a Chamorga.

En el pueblito hay una ermita de los años cuarenta y un restaurante, el autobús de Santa Cruz pasa tres veces al día.

Los altos dragones sobre el camino, en su día santuarios del reino guanche de Anaga, son punto de partida de varias rutas de senderismo, marcadas en un cartel en el centro del pueblo.

El descenso directo a Roque Bermejo dura poco menos de una hora.

Los cactus y arbustos abordan el sendero a Roque Bermejo

La recomendada ruta circular pasa por el desierto pueblo de Tajada y comienza con una subida empinada que requiere calzado adecuado.

El estrecho y sinuoso camino conduce a través de plantas silvestres, nopales, hinojos y, a veces, enormes agaves, de los que sobresalen de vez en cuando pinos y sauces canarios que dan sombra.

Los cactus y arbustos crecen sobre las piedras volcánicas, plantas suculentas, plantas que no necesitan mucha agua.

La excursión pasa por un paisaje marcado por plantas suculentas
La excursión pasa por un paisaje marcado por plantas suculentas

De vez en cuando, hay que pasar pequeños obstáculos de roca que sobresaltan del suelo.

Para eso, algunos excursionistas se apoyan en sus bastones de senderismo.

Incluso en la época de los guanches se usó el apoyo de madera para superar los obstáculos paisajísticos, costumbre que aún está presente en la competición del Salto del Palo, deporte autóctono canario.

A lo largo de la subida hacia la cima el sonido de crujidos al borde del camino aumenta.

Los autores de esos sonidos son lagartos que se abren paso entre los arbustos.

Brisa fresca sopla en la cresta, las mariposas vuelan por el aire y después de una media hora aparece Tajada.

O mejor dicho: un edificio en ruinas hecho de piedra natural que es lo que queda del antiguo pueblo.

A la derecha del edificio, un camino conduce a la cima que ofrece fantásticas vistas a lo que parece el próximo tramo.

No obstante, los pequeños letreros con triángulos en blanco y negro indican la ruta de senderismo indicada, el largo descenso al “Faro de Anaga”, que sigue a la izquierda de la ruina.

Una ermita saluda al entrar en el pueblo de Roque Bermejo

Durante unas dos horas y media, se desciende en serpentinas a través de una plana alfombra de arbustos.

El mirador “Lomo de la Cruz” en el camino ofrece una vista fantástica de la pequeña isla rocosa frente a la costa.

El faro sorprende: los paneles fotovoltaicos del edificio anexo muestran que la energía solar ya ha llegado tan lejos.

La siguiente parte del camino discurre por un camino más ancho, en parte empedrado, antiguamente utilizado para abastecer al faro desde el mar.

Poco después se llega a una bifurcación con un poste indicador en cuyas desgastadas señales ya se han inmortalizado otros senderistas.

Vistas al faro de Roque Bermejo desde arriba
Vistas al faro de Roque Bermejo desde arriba

Un “Nico” pasó por aquí ya en 1986, entre otros.

Mientras el tramo derecho conduce a Chamorga, el tramo hacia abajo llega al pequeño pueblecito de Roque Bermejo.

A la entrada del pueblo hay una ermita con luces y figuras de santos.

Las grietas en el techo húmedo indican que aquí tanto llueve a menudo como soplan fuertes vientos.

Desde aquí, el camino pasa por casas blancas y puentes de piedra natural.

Pequeñas playas de arena negra aparecen a la derecha e izquierda del camino y pronto sale el carismático peñón Roque Bermejo.

La playa de Roque Bermejo es muy idílica

El rocoso monumento frente a altos acantilados costeros debe su nombre a su color ligeramente rojizo.

A su lado están ancladas unas de las barcas cuyos dueños pasan su tiempo de ocio en las casas del pueblo.

Las aguas cristalinas de la bahía, idílica y poco profunda, invitan al baño en una bahía, solamente accesible en barco o tras un largo paseo.

La bahía de Roque Bermejo a la falda del macizo de Anaga
La bahía de Roque Bermejo a la falda del macizo de Anaga

Pescadores se balancean por rocas hacia la gran roca roja, donde acechan su presa.

Las gaviotas se lanzan desde el aire a la superficie del agua para pillar pequeños peces.

En la playa se ve tiendas de buceadores que están explorando los maravillosos mundos submarinos.

Con el paso del tiempo, el sol se pone cada vez más bajo y da el  mensaje de comenzar a volver a Charmorga, dado que en el macizo de Anaga es facíl  perderse en la oscuridad.

En Tenerife, muchos excursionistas descuidados tuvieron que ser rescatados en helicóptero.

Además, incluso en verano de noche sopla viento fresco por las montañas de Anaga.

El ascenso hasta el punto de partida dura unos noventa minutos pasados.

Tuberías de agua y líneas eléctricas limitan con el sendero, signos visibles de progreso técnico.

En la parte baja hay pequeñas fincas en las que se cultivan frutas y verduras y crían cabras.

Posteriormente la ruta serpenteante discurre por laderas, primero entre pastos y helechos, luego sobre roca volcánica.

En algunos tramos hay escalones.

Al final de la tarde la pista está muy sombreada.

Los lagartos corretean por el camino, a veces incluso en manadas.

La excursión acaba tras las subida a Chamorga

A diferencia de rutas hacia los picos, en las que la parte más difícil acaba con la llegada a la cima, la parte más agotadora de este recorrido comienza después de haber llegado al destino.

Pero pronto las primeras pequeñas cabañas llamadas “Casetas” se puede ver como un presagio de Charmoga.

La vuelta: hay que subir hasta el pueblo de Charmorga antes del anochecer
La vuelta: hay que subir hasta el pueblo de Charmorga antes del anochecer

De repente suena folclore canario y luego ya está.

El viaje a casa ofrece vistas asombrosas: nubes blancas se han acumulado debajo de la carretera.

En este mar sobresalen los picos de montaña como pequeñas islas.

El circuito de Roque Bermejo tiene una longitud de nueve kilómetros.

Comienza a una altitud de 700 metros y desciende hasta la costa.

Es posible hacer la ruta en cuatro horas y media.

No obstante, en grupo tarda más.

También hay que tener en consideración el tiempo del baño en el mar.

Por la ruta directa se puede llegar desde Charmorga a la playa en  más o menos una hora.

Para la vuelta hay que calcular unos noventa minutos como mínimo.

(La versión alemana, publicada en Teneriffa Panorama, 2004 – 2007)   

                              

El macizo de Anaga cubierto de  mar de nubes
El macizo de Anaga cubierto de mar de nubes