La diversidad paisajística de Tenerife ofrece a los excursionistas muchos lugares espectaculares y singulares. En el Barranco del Infierno destaca flora y fauna, en parte única en el mundo.
La erosión moldeó el barranco a lo largo milenios.
Entonces, el agua de muy intensas lluvias fluyó por las montañas de Adeje hacia el mar y creó grandes y profundos huecos, limitados por empinadas paredes de rocas desgastadas por la intemperie, que se elevan hacia el cielo.
Partes de este macizo rocoso, son rudimentos del vecino Roque Los Brezos, volcán extinto hace mucho tiempo.
Más tarde, los guanches, subieron con sus rebaños de ganado por el barranco, rico en plantas, hasta el arroyo, ubicado en el bosque de sauces.
En la actualidad el Barranco del Infierno forma parte de una reserva natural.
Hay un reglamento que determina, que las visitas tienen que tener lugar durante el día, entre otros.
La ruta de senderismo conduce a lo largo del borde del Barranco debajo de enormes peñascos rocosos que se elevan hacia el cielo.
Al principio, el recorrido, formado de tierra, piedras y callaos, es muy polvoriento.
En algunas partes está equipado de escaleras o escalones de piedra, a veces bordeados con tablones de madera.
De vez en cuando, lagartijas corren y cruzan el camino.
La primera parte es muy sinuosa e inclinada y por eso, exigente para senderistas menos experimentados
No obstante, la ruta ofrece muchos lugares para descansar.
En el Barranco del Infierno crecen muchas plantas suculentas
Tras más o menos media hora, los visitantes pasan por un viejo puente de piedra y llegan a un mirador con fantásticas vistas del municipio de Adeje y el Océano Atlántico.
En los salientes de este tramo de barranco hay muchos arbustos, margaritas y varios tipos de cactus.
Todas las plantas en esta zona del Barranco del Infierno aman o por lo menos soportan mucho calor.
Es fauna suculenta y termófila que puede prescindir del agua durante largos períodos de tiempo debido a su muy bajo consumo.
No obstante, poco a poco y paso a paso, el paisaje cambia.
Después de casi un kilómetro, uno de los dos canales de agua, que van desde el Barranco hacia Adeje empieza a bordar el sendero.
Los conquistadores españoles construyeron la línea más antigua hace 480 años para regar una plantación de caña de azúcar.
El segundo se instaló en 1945 para abastecer a la localidad de Adeje.
En el pasado, ese agua puso incluso en marcha los molinos.
Sin embargo, en la actualidad, en el Barranco del Infierno no hay suficiente agua para abastecer a Adeje.
Por eso el municipio adejero recibe su agua de otro barranco, ubicada a 40 kilómetros de distancia en el municipio de Fasnia.
Tras haber pasado el inferior tercio del recorrido, el canal está sustituido por el arroyo que le alimenta.
El agua que fluye hacia abajo provoca un sonido rugiente cuyo volumen aumenta cada vez más.
El bosque de sauces es un atractivo del Barranco del Infierno
Luego, cuando el sendero discurre por el siempre húmedo en el fondo del barranco.
Ahora, el paisaje comienza a mostrar rasgos selváticos.
Aquí está el mayor bosque de sauces canarios de la isla.
Tanto hay que saltar por encima de troncos de árboles marchitos como pasar por debajo de bifurcaciones de ramas nudosas.
Además, se debe cruzar a menudo el arroyo.
Hay algunos puentes y pasarelas de madera, no obstante en la mayoría de los casos se pisa en piedras lisas en el lecho del riachuelo para llegar al otro lado.
Hay que hacerlo con mucho cuidado para no resbalarse.
Tras haber cruzado el caudal por última vez, una muy alta roca señala la llegada a la primera cascada.
Iluminada por el sol, una estrecha y fina cortina de agua baja el muro de piedra para desembocar en un pequeño estanque.
Aquí, muchos senderistas se toman un descanso para gozar el espectáculo natural.
Queda solo una pequeña gota de tristeza: bañarse en la refrescante agua del arroyo o en el lago frente a la cascada no está permitido.
No obstante, el final del sendero está aún lejos.
El nivel del sendero no es muy dificultoso
En el Barranco del Infierno hay otra cascada de dos niveles que brota en una bóveda de roca con forma de cueva.
Hay que pasar por un sombreado camino de peñascos, flanqueado por imponentes paredes rocosas, para llegar allí.
La ruta de senderismo por el Barranco del Infierno tiene un desnivel de 200 metros a lo largo de 6,3 kilómetros y es de dificultad media.
Se puede pasar el recorrido fácilmente en tres horas ya que no hay ascensos extenuantes.
No obstante, los excursionistas deben prestar atención a dónde pisan, porque el sendero pasa por bordes de sima.
Es muy recomendable llevar zapatos resistentes y tener sombrero, protección solar y una botella de agua a mano.
Las entradas de tres euros se pueden adquirir en el quiosco al lado de la entrada.
Junto con el boleto, el visitante recibe una calcomanía verde brillante.
Es recomendable registrarse previamente en la administración del Barranco del Infierno ya que el acceso a la ruta está limitado a 200 personas por día.
Se recomienda llegar con puntualidad porque en caso de gran retraso se entregarán a otros interesados.
Hay que empezar la excursión por el Barranco del Infierno antes de las 14 horas..
Es recomendable, comenzar la ruta temprano porque a partir de las 4:00 p. m., un funcionario del parque partirá desde la última cascada para guiar a los visitantes restantes hacia la salida.
Si no has caminado todo el camino para entonces, tendrás que volver otra vez para disfrutar de las cataratas.
(La versión alemana publicada en Teneriffa Panorama, 2004 – 2007)
