El nombre avisa que el “Bestiatlon es una cosa extraordinaria” . La segunda silaba “tlon” indica que se trata de un concurso formado por varias disciplinas deportivas, la parte “bestia(l)”, señala que la extraordinaria competición de Bestiatlon, digamos, es menos habitual.
Disfrutarlo requiere mucha práctica y una sólida resistencia corporal para aguantar un recorrido de unos trece kilómetros y subidas de un desnivel de más de quinientos metros.
Por eso, probablemente, los organizadores introdujeron, aparte de la masculina y de la femenina, una categoría para equipos, cuyos integrantes pueden pasar el relevo en la carrera.
El punto de salida es desde el balneario de Jover, en un barrio aislado de la ciudad de La Laguna, adonde se llega por un estrecho carril de asfalto con baches, después de doblar por una carretera secundaria hacia el Barranquero, en sentido del mar y de la finca de ocio de El Cardón.
Jover cuenta con un puñado de casas y de habitantes que esperan ver la luz al final del túnel después de la aprobación de la reforma de la Ley de Costas, que podría facilitar la continuación de la existencia de muchas casas, hasta ahora amenazadas por el derribo.
Desde hace unos treinta años existe la extraordinaria competición del “Bestiatlon” y forma parte de las Fiestas tejineras en honor de San Bartolomé.
Unos 150 deportistas participan en la competición de Bestiatlon
En la mañana del sábado, los participantes ponen su equipo y su bicicleta, anteriormente supervisados por los árbitrarios, en el sitio previsto.
Se ponen el bañador, el gorro de baño y se les marcan los brazos y las piernas con el número de salida con un rotulador.
Son, aproximadamente, unas ciento cincuenta personas que se desplazan por los acantilados. Distribuidos en una larga fila, esperan atentamente el pistoletazo de salida que da el concejal competente.
Al estallido, saltan de las rocas para nadar los doscientos metros a lo largo de la cresta de las olas del mar revuelto, todos muy ansiosos por llegar entre los primeros, una ventaja que, además, sirve para evitar contratiempos durante la etapa siguiente.
La distancia no es muy exigente; no obstante, es muy difícil moverse como pez en el agua cuando formas parte del grupo de integrantes extremamente ambiciosos.
De ambos lados, tocas las manos de los rivales involuntariamente, además tienes que estar muy atento para evitar que los pies de los concursantes que están delante te den en la cara.
A la llegada, todo el mundo se pone deprisa la ropa deportiva y las zapatillas para escalar la subida de Las Cañitas, un camino muy en declive donde los concursantes saltan de roca en roca.
En la parte alta del sendero, una escalera muy estrecha, está formada por altos escalones rocosos y solo pueden pasar uno tras otro.
A final de la subida, les espera, a una altura de unos setenta metros, un panorama estupendo con vistas sobre el mar hasta el lejano faro de la Punta del Hidalgo.
Después del nado los concursantes corren por caminos rurales
No obstante, hoy no es un día para disfrutar las maravillas que ofrece la naturaleza. La etapa sigue por un camino rural con plataneras, muy inclinado, lleno de baches y piedras que, tras unos quinientos metros, se convierte en un carril de asfalto.
Acompañados por los gritos de ánimo de una multitud de espectadores, los concursantes corren por la Avenida Milán y por otras calles del núcleo de Tejina.
Tras las instalaciones de la Cooperativa Agrícola de los Cosecheros de Tejina, a una altura de 150 metros, doblan a la derecha para volver por el Camino Jover a la costa, un recorrido que se parece mucho a la subida.
Esta parte no requiere mucho esfuerzo, pero, sobre todo, la última parte es muy inclinada, el Risco de Jover, y hay que estar atento para mantener el equilibrio y no tropezar por huecos o tubos escondidos por hierbas.
Después de 3.850 metros de carrera, los participantes se ponen el casco y montan en la bici, una forma de moverse que requiere una carga muscular de piernas muy diferente.
Por eso, la primera parte de la etapa, de unos 4,5 kilómetros, en la subida por el asfalto de la carretera de Jover a lo largo de la finca del ocio de El Cardón, es muy mala.
Solamente, a un salto de gato del edificio de la Cooperativa, el carril se hace estrecho y lleno de baches y desemboca en la TF 122, una carretera que ofrece una bajada muy suave.
Una etapa de la extraordinaria competición de Bestialon se hace en el sillín
El reto más exigente para ciclistas son los primeros trescientos metros extremamente inclinados de la subida hacia Pico Bermejo, donde muchos bajan del sillín para empujan su bici.
Tras una subida larga y suave, la etapa termina en la plaza de la iglesia del pueblo de Pico.
En el mes de mayo, los romeros ocupan este sitio para celebrar una romería muy emblemática, que parece más un encuentro de aficionados de la indumentaria y de las costumbres tradicionales que un desfile, dado que el recorrido mide apenas 500 metros.
Este acto destaca por las carretas muy pequeñas, cada una tirada por sus integrantes en vez de por animales.
En el día del Bestialon, los deportistas aparcan en un espacio delimitado de la plaza su vehículo para empezar a correr los últimos cinco kilómetros.
Como en el triatlón, también en el Bestiatlon el cambio de los pedales a las zapatillas es muy duro. Durante los primeros metros se siente una pesadez de plomo en las piernas.
No obstante, el recorrido de asfalto es muy plano.
Pero también un poco aburrido.
Después de más o menos 1.500 metros comienza una bajada muy inclinada hasta el punto más bajo del Barranco de Milán, a lo que se añade un sendero muy romántico, en parte enmarcado por arbustos, que acaba a la altura de los pilares gigantescos del puente de la carretera de circunvalación desde Tegueste.
Es también el punto de la salida de la subida final de un desnivel de unos 150 metros. Es un torcido sendero, estrecho y resbaladizo, que requiere unas zapatillas con plantillas muy sólidas.
Los cracs pasan el recorrido del concurso de Bestiatlon en una hora
En vez de de correr, los concursantes escalan por pasos gigantescos.
La meta es una construcción metálica que lleva dos conjuntos de numerosas bombillas, en forma de corazón, que iluminan el cielo sobre Tejina cada año durante el mes de agosto.
El kilómetro final consiste en una bajada de muchas serpentinas hacia la glorieta de donde deriva la carretera hacia Bajamar. La recta final acaba en la plaza de la iglesia.
Los corredores pasan por un gran arco hinchable, equipado por un reloj digital que indica el tiempo.
Los cracs pasan el recorrido de 13.260 metros de la extraordinaria competición de Bestiatlon en una hora, el participante promedio necesita quince minutos más.
El acto final es la ceremonia de la entrega de los premios en el escenario.
Antes hay que repartir los enseres personales y las bicicletas, que los colaboradores de la organización ya han traído desde Pico y Jover, un acto que normalmente tarda mucho tiempo.
(Publicado en Megawelle, 2011-2016)