A Maná les gustan las mezclas. El sonido de la banda bebe de ingredientes de la música de mariachi de su país, salpicada con el new wave de “The Police”, baladas, más que sentimentales, y retumbantes guitarras.
La poética aplicación de la alta tecnología marcan sus directos.
Claro que sí: Maná sabe lo que encanta a sus aficionados.
El mejor espectáculo del mundo del momento en el ámbito del de “Stadium Rock” emocionó a unos 80.000 espectadores en Tenerife y Gran Canaria.
Antes de la actuación, el escenario con su techo puntiagudo, que sobresale por encima de las gradas más altas del estadio “Heliodoro Rodríguez López”, difunde el muy austero aspecto del interior de una “cámara oscura”, antecesora de la cámara.
Todo el decorado está recubierto de negro.
Hay guitarras delante amplificadores y el pedestal del baterista en el centro del escenario.
Desde ese oscuro entorno brillan los plateados matices de los bordes de los tambores, los platillos y sus soportes y los dibujos de las máscaras de aspecto azteca en el parche del bombo de la batería.
Una serie de arcos metálicos cuelgan del techo, flanqueados por dos alas estilizadas salen vagamente de la oscuridad.
Gigantescas pantallas para dar ambiente a los sonidos musicales
Es difícil imaginar que pronto van a salir proyecciones de películas y caracteres multicolores de las letras de los temas en ese gigantesco vacío negro.
Proyecciones de los músicos desde diferentes perspectivas más grandes que la vida tanto en color como en blanco y negro enmarcados en una gran variedad de formatos de pantalla.
Grabaciones sacadas mediante cámaras controladas por computadora, ubicadas en el techo del escenario y en la zona de la batería.
Cruces de cinta blanca en el suelo del escenario marcan las posiciones ubicaciones de los músicos para garantizar que salgan de forma óptima en la gigantesca pantalla del decorado.
El oscuro decorado esconde también los Innumerables focos giratorios controlados electrónicamente, que van a sumergir a los músicos en mares de color rojo, verde, azul y amarillo durante la actuación.
El concierto comienza con unos 50 minutos de retraso, probablemente debido a los muchos detalles técnicos del complejo montaje del escenario.
De repente suena Beethoven, luego cae un enorme telón y las luces del estadio se apagan.
Luego, suenan los primeros acordes de guitarra.
Desde el primer momento, el público, canta las letras de las canciones.
En el mundo hispanohablante Maná son superestrellas
En el mundo latino Maná son gigantes, en Centroeuropa con excepción de Suiza, casi nadie les conoce.
Vale, su tema “Corazón Espinado” lideró las listas de éxitos en todo el mundo.
No obstante, el tema salió en el exitoso CD “Supernatural”, que efectuó el regreso del guitarrista Carlos Santana a la primera línea.
Por eso, la repercusión respecto al aumento de popularidad de Maná fue mínima.
A casi nadie importaba que la voz cantante pertenece a Fher Olvera, líder de Maná.
En los países de habla española, Maná son superestrellas.
La banda latina más exitosa de todos los tiempos.
No sólo allí.
En Estados Unidos, donde un tercio de la población tiene raíces españolas, sus álbumes se sitúan periódicamente entre los cinco primeros de la lista general de ventas “Billboard 200”.
La banda gana regularmente premios Grammy.
Su actual espectáculo es uno de los conciertos más destacados del año en Estados Unidos.
No sin razón.
El lema “Stadium Rock”, concierto en estadio, se refiere a conciertos para grandes multitudes de personas en aforos gigantescos, que requieren un esfuerzo técnico extremamente alto.
No obstante, Maná es capaz de difundir el ambiente de la sala casera del hogar en estadios gigantes.
Maná apuesta por la cercanía de la afición
El gran éxito de los mexicanos se basa en la total identificación con su afición.
Las superestrellas apuestan por la cercanía y se presentan como amigos de toda la vida.
El cantante Fher se dirige a la multitud de fans con gestos expansivos.
Su cara redonda, tanto enmarcada por una melena larga como marcada por la vida, tiene más que ver con los camareros del bar de la esquina que de los chicos en las portadas de revistas de moda.
Durante el concierto incluso lleva por un rato la camiseta del club de fútbol local Club Deportivo Tenerife, que actualmente intenta sobrevivir en la tercera división.
Ese gesto, que intenta expresar modestia y humildad, va ser recompensado unos días más tarde con cabeceras en la sección de deporte de todos los tres diarios de Tenerife.
Juan Diego Calleros toca su bajo de cinco cuerdas en el fondo con calma y con seguridad.
Sergio Vallín es un virtuoso guitarrista, no obstante, a menudo se limita a acompañamientos sencillos.
Es capaz de pasar de sonidos de folklore y flamenco a brutales acordes de heavy metal de inmediato.
Sus grandes habilidades brillan de vez en cuando por breves solos.
Letras súper sentimentales y potentes sonidos
La ambición literaria de las letras de Maná es, digamos, muy reducida.
Versos y estribillos son muy fáciles de memorizar. Por eso el público no tiene problema en acompañar a Maná cantando.
No hay línea roja hacia el empalagoso.
El concierto culmina en el solo de batería de veinte minutos de duración.
El señor Alex González no lleva en vano el apodo “animal”.
Durante el solo la plataforma de la batería sube unos cinco metros hacia arriba, mientras el baterista no para de golpear tambores, bombo y platillos.
De repente, la luz se apaga.
Luego, en las tinieblas, la voz de Fher Olvera suena desde el centro del estadio.
Al lado de sus compañeros, ya está en la plataforma de una pequeña torre sobre la mesa de mezclas y entona canciones populares mexicanas, acompañado de instrumentos acústicos y una conga.
Los músicos también tiran a dos bailarines del público a la plataforma, más pequeña que el cuadrilátero de boxeo.
Como en todos sus conciertos, en Tenerife Maná invitó a un guitarrista local a compartir el escenario con ellos durante dos temas.
Maná en Tenerife: probablemente el concierto más destacado, no sólo del año que corre.
En los próximos meses hay otras actuaciones a primer nivel, no obstante, en aforos más pequeños.
En noviembre. “Marea” presentará sus temas inspirados de blues rock y heavy metal.
En diciembre saldrá “Amaral” en las tablas tinerfeñas
(La versión alemana, publicada en la página de Teneriffa Panorama, 2009 – 2011)