Las vacaciones son tanto un periodo para disfrutar y para relajarse como una fuente de riqueza. Mucha gente aprovecha esta época del año más para viajar. No obstante, hay una gran variedad para hacerlo. En el marco del turismo de masas o el turismo responsable y sostenible, por ejemplo.
El turismo es un negocio muy duro del que dependen un gran número de puestos de trabajo.
No obstante, los seres humanos, en general, prefieren pasar el periodo más bonito y precioso del año en las zonas costeras, pero se diferencian tanto por sus gustos y preferencias personales como por su poder adquisitivo.
No es demasiado atrevido decir que una persona, que no tiene restricciones de presupuesto, puede escoger productos y servicios por su calidad o por interés personal con más sencillez.
El turismo masivo es el factor dominante, es este sector por su volumen de negocio.
Pero también es posible triunfar con ofertas adecuadas en los nichos de mercado o destacar por servicios que se dirigen a segmentos relativamente pequeños.
Identificar las verdaderas necesidades de los clientes es esencial
Pero no basta el esfuerzo y la laboriosidad para triunfar, hay que tener también las ideas claras, sobre todo, respecto a las exigencias y a los deseos del cliente.
En general, eso parece natural.
Pero en la vida real no es siempre sencillo identificar las verdaderas necesidades de un cliente o de un usuario de un servicio para crear una oferta que cumpla con las expectativas.
Además, existen otros factores que influyen en la valoración de una oferta, porque en el ámbito del ocio, la emoción tiene mucha importancia.
A menudo, la evaluación de otros clientes, incluso expresada en webs, impacta más en la toma de decisiones que de hechos reales y opiniones expertas.
Eso vale también para el turismo rural, el senderismo, el turismo gastronómico y de aventura y otras ofertas, dirigidas a grupos de modelos particulares.
Por cierto, el número de personas que practican estas actividades de ocio, muchas veces, es relativamente pequeño, no obstante, la simple existencia de esta forma de oferta marca y destaca la imagen de un destino.
En Tenerife, por ejemplo, hace poco, se vinculan todas las actividades turísticas con el origen volcánico de la isla.
La calidad de una oferta y su precio son esenciales, no obstante, hay otros aspectos que pueden influir en la decisión del consumidor.
La estrategia del turismo responsable cubre todas las facetas
La clientela que viene del norte y del centro de Europa valora mucho el denominado “turismo responsable”, que destaca por el cumplimiento de normas medioambientales, entre otras cuestiones.
Para atraer y satisfacer a los turistas es importante crear un destino que cumpla con las expectativas sin perder su identidad.
Para el dueño de un hotel es relativamente sencillo enterarse de los lados fuertes y los aspectos mejorables de su oferta.
Los responsables de una región, donde el turismo es el factor económico más importante y determina la forma de vivir y marca el aspecto de la zona, deben identificar los criterios necesarios para diseñar y fortalecer el destino.
No obstante, para ellos las cosas son mucho más complicadas.
Por supuesto, es imprescindible presentar (y ser capaz de cumplir con) una oferta inconfundible y adecuada para destacar de la abundancia de ofertas para ser competitivo y para distinguirse en el mercado.
Esto no es una sencillez y por eso, muchos responsables confían en los consejos de las empresas y de las agencias expertas, que incluso existen en el turismo rural y de aventura, para afinar los mensajes.
Uno de estos expertos, José María de Juan Alonso presentó el trabajo de su empresa Koanconsulting, que lleva proyectos de “ecoturismo” en Suramérica, Europa y África, en el Salón de Turismo Rural y de Naturaleza (Turnatur) en Granadilla.
Respetar los valores de la región es un rasgo del turismo responsable
Según Juan Alonso es “esencial interpretar el patrimonio” como primer paso para crear una estrategia que cubra todas las facetas y las necesidades del proyecto.
En este contexto, la palabra patrimonio se refiere a los valores que ofrece la ubicación, aptos de influir y de ser explotados para atraer turistas y crear riqueza.
Los rasgos del turismo responsable son el respeto a los valores naturales y culturales de la comunidad local.
Importante es el equilibrio entre los impactos que se generan y los beneficios que se obtienen.
La distribución de los beneficios debe ser equitativa entre las empresas organizadoras e intermediarias, los gestores de los recursos y la comunidad local.
Normalmente, la región y sus productos forman parte de la oferta turística, no solamente en nichos como la Ruta de Vino, donde el factor económico de una región sirve también como atracción principal para los visitantes.
El abastecimiento local también da impulso a la economía local y evita largos caminos de transporte.
El turismo rural refleja el desarrollo de una parte de la agricultura.
Entonces, el alojamiento aportaba un sueldo complementario a los agricultores.
En la actualidad hay empresas, bodegas entre otras, donde la variedad de actividades como la organización de actos culturales, el alojamiento y la gastronomía, forman la base para mantener la producción agricultural.
Una herramienta importante que también genera ingresos son los itinerarios interpretativos culturales y de la naturaleza.
Las rutas guiadas, a veces incluso teatralizadas, transmiten de forma lúdica la historia y las costumbres de
una región.
Pero no solo el contenido, sino que también la presentación es importante.
Por eso, es básico que cada excursión tenga en consideración las peculiaridades de los espacios rurales, espacios naturales protegidos o entornos sensibles.
Una buena formación de los colaboradores es fundamental
Por supuesto, el turismo responsable tiene el objetivo de generar riqueza y necesita una estrategia para el desarrollo y la comercialización de los productos turísticos.
Se requieren planes de distribución para difundir el mensaje por canales de comunicación adecuados.
Hay que desarrollar herramientas para el control de la calidad de servicios y de excelencia turística.
Eso es el primer paso para mejorar la competitividad y la imagen, reducir costes, optimizar la relación con el entorno y subir la motivación de empleados y proveedores.
Los usuarios de las ofertas del turismo responsable son muy curiosos y siempre ávidos de saber.
Por eso, una buena formación de todas las personas involucradas en las actividades turísticas es elemental.
El diseño de la oferta depende mucho del nivel del personal.
“Si no tienes la gente, no puedes hacerlo” dice José María de Juan Alonso, quien ha desarrollado proyectos turísticos para zonas de pueblos indígenas en Sudamérica.
Los detalles son muy importantes para cumplir las expectativas del visitante.
Eso no solo vale por los guías que interpretan el patrimonio, sino que incluye también el equipo que vende productos locales.
Vendedores sin motivación, por ejemplo, en puestos de una feria agroalimentaria que no saben informar sobre los productos que se venden, no son la mejor referencia en ningún destino turístico del mundo.
(Publicado en Megawelle, 2011-2016)