Hay dos nuevos módulos en el “Museo de la Ciencia y el Cosmos” que informan sobre dos fenómenos muy cotidianos: la bombilla y el teléfono móvil.
Parece increíble, pero hubo un tiempo en el que el mundo careció de móviles.
Claro que sí, eso fue hace mucho, mucho tiempo.
En ese pasado remoto ya había mensajes de texto, los denominados SMS.
No obstante, en esos días, muchas personas se asombraron o incluso se asustaron cuando una persona que caminaba sola de repente comenzó a hablar mucho.
Ahora, todo el mundo lleva encima su teléfono móvil y no hay que subestimar el impacto que los omnipresentes dispositivos tienen en la vida cotidiana.
Se puede cancelar o reprogramar citas o acuerdos con mucha rapidez sobre la marcha.
Los dispositivos facilitan realizar pedidos mediante una llamada rápida o un mensaje de texto desde cada ubicación del mundo.
Por supuesto, el uso de estos instrumentos de comunicación ya no se limita al veloz intercambio de información verbal o escrita.
Los actuales dispositivos multifuncionales permiten sacar fotografías, filmar, grabar música, consultar el buzón de correo electrónico y hacer mucho, mucho más.
La producción de móviles devora muchas materias primas
El uso de los dispositivos es fácil. No obstante, en su interior se esconde una tecnología muy compleja, compuesta por una variedad de elementos y compuestos químicos.
Litio y el cobalto son componentes de la batería.
Se utiliza cobre para los cables y las placas de circuito y estaño para las soldaduras.
La carcasa exterior está hecha de plástico.
Los contactos del chip requieren oro y plata.
En otras palabras: la producción de estos pequeños compañeros, versátiles y aparentemente indispensables, necesita una amplia gama de materias primas.
Algunas son muy raras, solamente presentes en muy pocos lugares del planeta.
El “coltán”, que contiene tantalio, por ejemplo, se extrae con arduos métodos tradicionales en minas de países en desarrollo africanos.
El negocio está en auge.
Los elevados beneficios ya han causado conflictos armados de larga duración.
No obstante, hasta el momento no se elimina de forma sostenible ni recicla los teléfonos móviles obsoletos.
A pesar de que los teléfonos móviles constituyen una gran parte de los residuos electrónicos, causados en la última década.
Cada año 65 millones de teléfonos móviles en la Unión Europea son reemplazados por nuevos, y 85 millones más quedan sin usar.
Se reciclan sólo el cinco por ciento de los móviles desechados.
Por eso, “¿De qué está hecho tu móvil?”, uno de los nuevos módulos del “Museo de la Ciencia y el Cosmos” intenta promover el uso más respetuoso con el medio ambiente de los móviles.
El módulo consta de una pantalla LCD con funciones táctiles que ofrece toda la información mediante un software interactivo.
Una vitrina giratoria muestra todos los elementos químicos en forma cruda y como componentes procesados de los móviles.
Los nuevos módulos demuestran la historia de la iluminación
El Objetivo del segundo de los nuevos módulos del Museo de Ciencia y Tecnología es, animar al ahorro de materias primas y energía.
El módulo cuenta la historia de la electricidad y la luz, empezando con el americano Thomas Alva Edison quien inventó la bombilla a finales del siglo XIX.
El hilo narrativo por todas las fuentes de luz: desde la vieja bombilla, cada vez más retirada del mercado, hasta los modernos y duraderos elementos de luz, de alto rendimiento y reducido gasto energético.
Toda la información del módulo se ofrece claramente ordenada y fácilmente entendible en la pantalla táctil.
(La versión alemana, publicada en la página web de Teneriffa Panorama, 2009 – 2011)