Las épocas doradas de la fábrica de tabacos ya han hace mucho tiempo pasado página.
En la actualidad, todas las cajetillas de cigarrillos comunican en letras grandes: “Fumar mata”.
La legislación de la última década probablemente habría puesto fin al negocio de la fábrica de tabaco santacrucera.
No obstante, la industria tabacalera de Tenerife tenía su auge si hubiera resistido tanto tiempo.
En otras épocas, la fabricación de cigarrillos prosperó y Santa Cruz albergó una industria tabacalera floreciente.
En la actualidad hay que mirar meticulosamente para poder descubrir e identificar a los vestigios y huellas que quedan de la época en la que la capital de la isla de Tenerife era una metrópoli tabacalera.
La insignia “La Lucha, Fábrica de Tabacos” del balcón del primer piso de una casa esquinera de la calle Pilar, en los alrededores del Parque Príncipe de Asturias, es una señal que indica al auge tinerfeño del tabaco.
A la mayoría de los visitantes de la casa eso no importa, dado que el lugar anteriormente albergó la producción de cigarros y puros, ahora es una dependencia de la Oficina de Estadística de Canarias. Además hay una galería en la planta baja.
En enero de 1924, el año de la construcción del edificio, las cosas eran muy diferentes.
Entonces, “La Lucha” luchaba con los competidores “La Belleza”, “El Águila”, “La Victoria” y “Tinerfeña por el dominio del mercado de tabaco.
La producción de tabaco era un negocio lucrativo con cientos de trabajadores.
La época dorada de la fábrica de tabacos
En esa época, fumar era un muy popular vicio, lujoso y socialmente valorado, en vez de una práctica perjudicial para la salud.
Los fabricantes incluso intentaron subrayar su importancia mediante el diseño de los edificios que albergaban sus fábricas y locales comerciales.
Como demuestra la monumental fachada del edificio “La Lucha·, revestida de columnas.
Hay que añadir que la edificación finalmente realizada no es más que una versión reducida del proyecto original.
La ampliación de la calle Pilar quito una franja de ochos metros al solar de la fabrica.
La estructura de la fachada refleja la jerarquía de la empresa de entonces.
El jefe residía en la pequeña torre que corona el edificio, los trabajadores preparaban la producción en las naves inferiores y las máquinas estaban en la planta baja, escupiendo entre cincuenta y ochenta mil cigarros por hora.
Aquí estaba también la sala de secado.
Cada día, la materia prima de la fábrica, las plantas de tabaco, procedentes de Sumatra, Camerún y América del Sur, llegaba en paquetes al puerto de Santa Cruz.
La península era el mercado principal de la fábrica de tabacos “La Lucha”.
El auge del tabaco tinerfeño no duró mucho.
A pesar de sus hermosas las instalaciones de producción, los fabricantes no fueron capaces de competir con la industrialización de los procesos de producción.
Ya en 1934, un artículo del diario español ABC subrayó la estrategia equivocada de los productores de tabaco de Canarias.
Cuando cesaron las entregas de tabaco, una empresa tras otra cerró sus puertas.
(La versión alemana publicada en Megawelle, 2011– 2016)