Fuerteventura es un lugar surrealista, es isla estrecha, unos cien kilómetros de largo.
Un paisaje desértico con una gran variedad de características, dado que las nubes pasan por sobre las crestas sin llover como en otras islas.
Fuerteventura destaca por muy largas playas de arena, a menudo con pocos bañistas.
Muchas playas están junto a lujosos complejos hoteleros, ubicados a unos kilómetros de la principal arteria de tráfico, la carretera general y las paradas de guagua o en zonas incluso más remotas..
Por eso coche de alquiler es imprescindible ver las más hermosas.
En Fuerteventura, casi todo lo que se ve es nuevo. O al menos parece ser así.
Por supuesto, hay monumentos históricos, como el antiguo monasterio de la antigua capital Betancuria o los legendarios molinos de viento.
Pero estos vestigios no marcan el carácter de la isla de ninguna manera.
Al hermoso histórico, pero lamentablemente, muy remoto Faro de La Entallada, cerca de Gran Tarajal conduce la rama de la futura circunvalación, una calzada pavimentada de seis kilómetros,.
En ese momento, se puede solamente usar el carril bici de esta carretera, algo de que se aprovechan muchos turistas de los emergentes complejos hoteleros de la zona.
Por supuesto, su ropa en el sillín coincide perfectamente con el vestido de ciclistas profesionales.
Las cadenas de los palos de farolas se extienden por la zona parecen señales de la parcelación de la gran solar para casas vacacionales.
Fuerteventura: una isla perfectamente adaptada al turismo
No obstante, no son las urbanizaciones que caracterizan Fuerteventura sino los complejos hoteleros, situados como fortalezas, estratégicamente en la costa.
En el turismo actual se habla mucho de “productos turísticos”.
Teniendo eso en cuenta, la “isla majorera” parece una fábrica, que se dedica la distribución de confeccionadas experiencias vacacionales.
Para no romper la ilusión del destino perfecto, las televisiones extranjeras traen tanto equipo como artistas de su país, cuando graban programas de entretenimiento delante del decorado majorero de sol y playa.
Por eso no es tan extraño, que en las calles de destinos como Morro Jable se escucha pocos español cuando la gente habla.
Como parece la crisis de construcción no tocó a Fuerteventura. O solamente un poquito.
Todas las señales apuntan al crecimiento.
Teniendo eso cuenta, incluso se podría llegar a la conclusión que los representantes políticos de isla no se resisten a las prospecciones y los trabajos de perforación en las aguas alrededores para prevenir posibles desastres medioambientales, provocadas por futuras plataformas petrolíferas, sino que para evitar que de esta forma de noticias complique la venta de viviendas vacacionales, proyectadas o ya finalizadas.
Fuerteventura ama el sol porque vive de él.
Eso no siempre fue así.
En la actualidad, la isla tiene unos 100.000 habitantes.
El nivel de vida de las anteriores generaciones, que vivieron de la pesca, las salinas y la crianza de cabras fue más humilde.
Mucha gente emigró para buscar la vida en el Nuevo Mundo
Hace unos doscientos años, la mitad de majoreros, unos cuatro mil personas, se huyeron a Tenerife por causa de hambre.
En Santa Cruz, se pelearon por los pocos víveres asequibles con los lugareños que también esperaron escapar de la miseria canaria en barco al nuevo mundo.
No obstante, la maldición de entonces se convirtió en el atractivo de la actualidad.
El sol y el paisaje desértico atraen a los turistas.
En Fuerteventura se puede aprovechar de cálido clima todo el año.
El corazón económico late en los alrededores del espacioso aeropuerto, donde también está el polígono industrial más importante.
La muy cerca capital Puerto del Rosario de 40.000 habitantes, a tiro de piedra, destaca por áreas verdes y nuevas edificaciones.
Muchas áreas en barbecho parecen solares destinados a futuras urbanizaciones.
En las afueras, la ciudad que parece meticuloso reflejo de bocetos de tablero de dibujo, muchos ya acabados apartamentos esperan a sus residentes.
El núcleo de la capital majorera aborda con la Avenida Marítima, que conduce hacia el sur pasando tanto por las grúas, las muelles y los embarcaderos para yates de las instalaciones portuarias como por recientemente acabadas naves industriales y edificios de administración pública en construcción
Las aceras son muy amplias y muy limpias, los jardines brillan con verde exuberante.
Coches pasan por 0los carriles en intervalos de minutos.
Hay muy poco tráfico y eso probablemente siga siendo así incluso cuando todos los apartamentos disponibles estén vendidos.
En Fuerteventura los hornos de cal son vestigios del pasado
Como en toda la isla, el sol rebota en las calles y tejados de las casas, sus rayos implacables provocan el azul intenso de la superficie del mar.
Ese aspecto no solo se vende bien en postales, sino que también marca la vida en Fuerteventura.
En pleno centro de Puerto del Rosario está amplia playa de arena blanca de unos 800 metros, enmarcada por llanos acantilados de roca negra.
Un muro de piedra natural le separa de la calle superior por, escaleras conducen a este idilio de ensueño cerca del centro de la ciudad, apenas frecuentada de bañistas.
Más allá se eleva un enorme horno de cal, un vestigio conservado al pasado de la isla.
Allí se producía cal, como en algunos otros hornos de Puerto del Rosario y de La Hondura, y se exportaba a Gran Canaria, Tenerife y La Palma.
Fuerteventura es un paraíso vacacional.
Todo parece perfecto, nada se dejó al azar.
Todo se adaptó exactamente a los deseos del grupo de modelo “turista “; o más bien, en lo que se identificó como necesidad del cliente en muy precisas formuladas encuestas y análisis de mercado.
No obstante, el refrán dice: nada es perfecto, como, por eso puedan suceder excesos de perfección también provoquen interrogantes en vez de conformarse de promover bienestar.
Las esculturas de Puerto del Rosario atraen las vistas
Fuerteventura es un mundo de ensueño, tanto diseñado como destinado a ofrecer al visitante aventuras y encantos a lo largo de unos quince días.
Sea posible que incluso la gente de Fuerteventura sepa subliminalmente la imagen absurda que emana su isla.
¿O por qué si no la administración de Puerto del Rosario se habría dejado llevar llenando el casco urbano de cientos de esculturas?
La atracción principal es el “parque escultórico”, una ruta de quince esculturas que se extiende desde el puerto a lo largo de la Avenida Marítima y la vía principal que se bifurca de la Avenida Casilla y León hacia el sur.
Probablemente las obras más conocidas sean el “Monumento a la Unidad” de F. Curbelo, un trío de baile que defiende la integración de las culturas y su convivencia pacífica.
El imponente caracol de la “Ofrenda al mar” y la enorme fuente de la explanada, en cuyos bloques de hormigón diversas figuras encarnan numerosas facetas de la vida anterior de los isleños , suelen utilizarse en la representación exterior de la isla.
El “Equipaje de ultramar”, representa tanto al emigrante como al retornado; el “Pescador de viejas” está dedicada a los pescadores del popular pez y la escultura del “podenco canario” al un perro de caza, animal que ya estaba muy extendida en el área mediterránea en época romana y egipcia antigua .
Incluso el aguador una vez muy extendido y las cabras, el ganado más importante, son honrados con monumentos. No todas las esculturas figuran en el plan de ruta, pero vale la pena ver todas las obras en su diversidad.
(La versión alemana publicada en Megawelle, 2011- 2016)
