Las Salinas del Carmen de Fuerteventura

No son los productos de las salinas sino el viento y las olas, el sol y las playas que atraen a los turistas a Canarias en general y a Fuerteventura en particular.

La arena blanca, el azul del mar, los rayes solares y las brisas refrescantes forman el decorado para el disfrute y la recreación.

En otras épocas, la gente era obligada a usar esos elementos de otra manera para asegurar su subsistencia.

Eso visualizan las “Salinas del Carmen” que están situadas en una romántica costa de acantilados llanos, sobre los que sopla el viento.

En la actualidad, las salinas, ubicadas en los alrededores de Puerto del Rosario, sirven de museo al aire libre, bien accesible con la llegada de la guagua.

El monumento de esqueleto de ballena recuerda . . .
El monumento de esqueleto de ballena recuerda . . .
  . . . que es una especie en peligro de extinción
. . . que es una especie en peligro de extinción

Junto al antiguo almacén está un gigantesco esqueleto de ballena colocado sobre palos.

Viajes por las aguas majoreras ofrecen vistas tanto a pequeños calderones como a grandes cetáceos.

Hace unos años, durante las maniobras de la Armada española en las aguas de la isla, la marea arrastró muertos zifios a las blancas playas.

La causa de su muerte fueron los dispositivos de sonar de los buques de combate que afectaron el sentido de orientación de los mamíferos.

Sin sal el ser humano no puede existir

A primera vista, la salina impresiona por su estructura geométrica.

Una gran área de cuadrados marrones se extiende a lo largo de varios cientos de metros.

Algunas están llenas de agua, otras se han secado, junto a otras alguien ha amontonado pequeños montículos blancos.

Es particularmente impresionante mantener el equilibrio en los estrechos caminos a través del laberinto formado por rectángulos.

Antes de visitar las instalaciones al aire libre, el visitante pasa por una exposición.

Aquí aprende todo sobre la historia de la extracción de sal en diferentes culturas, las técnicas de extracción utilizadas y su importancia para la salud y la cultura humana.

¿Quién sabe, que hay 250 gramos de sal en la composición del cuerpo, que está en la sangre pero también en el sudor, las lágrimas, el semen y la orina?

El horno de cal de las salinas . . .
El horno de cal de las salinas . . .
. . . es vestigio del pasado
. . . es vestigio del pasado

Dado que el cuerpo humano no lo produce, el ser humano tiene que ingerirlo por la dieta.

Si no lo hace, la persona siente que carece de a algo.

La falta de sal causa dolores de cabeza, y mareos.

Sin agua y sal, las células del cuerpo no se nutren y se secan.

Sin esta sustancia química, científicamente llamada cloruro de sodio, no funciona la respiración ni la digestión.

El sodio promueve el procesamiento de nutrientes, mientras el oxígeno del compuesto químico mantiene en marcha los nervios, los músculos y también el corazón.

Los animales dependen también de la sal

El cuerpo humano necesita diariamente entre cuatro a seis gramos de sal, en épocas calurosas y con gran esfuerzo físico incluso más.

El ser humano come sal mediante embutidos, quesos, frutos secos, salazones, pescados o platos preparados.

Los animales también dependen de la sal.

Sea el ganado que, en otras épocas, vivió a lado de los seres humanos.

O los perros, los compañeros de casa, que provienen de cachorros de lobo y guardaron los rebaños.

Cabras y ovejas ya se criaban en Oriente Medio hace 9.000 años, y la crianza de cerdos empezó unos 1.500 años más tarde.

La mirada a las salinas  desde el mar
La mirada a las salinas desde el mar

La equitación comenzó hace unos 4.400 años en la región de Eurasia.

La necesidad de sal del ganado es evidente.

Los animales lamen las paredes de su alrededor.

Los caballos necesitan cinco veces más, los bovinos diez veces más sal que los seres humanos.

En la antigüedad y en el Renacimiento se atribuía estimuladoras cualidades sexuales a la especie.

Quizá por eso forma parte de juegos y costumbres lúdicas en las bodas y las celebraciones en el entorno rural.

En la época del absolutismo francés, el salero adornado de joyas, el “nef”, de la mesa era un verdadero símbolo de estatus.

Como parece, había una variedad de motivos que animaron a los majoreros de la costa a aprovecharse de los fuertes vientos y el intenso sol mediante las salinas.

En esas instalaciones salinas extraían la sal para venderla.

Una salina consistía en un sistema de sucesivas balsas para recoger agua.

En las salinas de Fuerteventura el agua pasó por varias balsas

En el punto más alto estaba el “saltadero”, lo que superaba las fuertes mareas del Atlántico, propulsados por los fuertes vientos.

En particular, aquí se deposita la espuma en la que hay la mayor cantidad de sal.

Desde aquí el agua pasaba por los “calentadores”, que calentaban durante ocho a diez días antes para entrar en los “cocedores”, donde se evaporaba.

En las “Salinas del Carmen”, el agua pasa por tres diferentes tanques de almacenamiento antes de llegar a los “evaporadores”.

La mayor parte de la sal se deposita en el fondo.

Para completar la cosecha, los “salineros” barren la superficie del agua con un rastrillo, tanto por la mañana como antes de anochecer, para recoger los flotantes cristales.

El agua salada pasa por varias balsas . . .
El agua salada pasa por varias balsas . . .
. . . en el proceso de la extracción de sal
. . . en el proceso de la extracción de sal

La sal recogida está amontando antes de llegar al almacén.

Las “Salinas del Carmen” exportaron su producto desde el “embarcadero”, el único de Canarias, un muelle a lo que llegó la carga sobre rieles.

La extracción de sal se realizó entre marzo y octubre, por doce a catorce “recogidas”.

El resto del año se dedicaba a labores de limpieza y mantenimiento.

Innovaciones tecnológicas dinamizaron la producción.

Pequeñas ruedas de molino aceleraron la transferencia de agua entre las cuencas.

El sistema de platillos se hizo cada vez más sofisticado.

Se sustituyó las paredes y caños de madera por muros y conexiones de arcilla, piedra caliza y piedra.

Incluso se instaló un recolector de agua en un pequeño barranco del sitio.

A las salinas de Fuerteventura pertenecían hornos de cal

Había un horno de cal, o y equipado de dos almacenes, que produjo cal y piedra.

No es el único horno de cal industrial de Fuerteventura.

No muy lejos, hay otro en la hermosa playa blanca de la capital majorera, El Rosario.

Los hornos fueron construidos por la familia Morales en la década de 1930 y estuvieron en funcionamiento durante casi cincuenta años.

El material, hecho en esos hornos, fue procesado en obras de construcción en Gran Canaria y La Palma.

Una ruta de senderismo de unos diez kilómetros pasa por varios hornos de cal de la isla.

Montones de sal recogida
Montones de sal recogida

La sal es parte integral de la cocina canaria. Está en los quesos y mucha comida.

Es necesario para el tocino, que consiste en la carne salada secada al sol, para condimentar pescados y carnes y para encurtir aceitunas.

La sal es también ingrediente indispensable para las típicas patatas arrugadas de Canarias.

Desde el siglo XVII, la sal se utilizaba para encurtir y salar el pescado.

De esta forma, la intensa radiación solar y el viento aportaron ingresos a las áridas islas de Fuerteventura y Lanzarote.

Hasta el progreso tecnológico acabó con el negocio.

A causa de la cada vez más sofisticada tecnología de refrigeración.  

Los barcos refrigerados aparecieron.  

A consecuencia, la industria conservera colapsó y las salinas perdieran a su cliente más importante.

(La versión alemana publicada en Megawelle, 2011 – 2016)

Un antiguo almacén de las salinas majoreras
Un antiguo almacén de las salinas majoreras