La Plaza del Adelantado está en una completa oscuridad. El alumbrado está apagado. La gente se mete al borde de las calles del casco histórico de La Laguna y espera con devoción para el acto más emblemático de la Semana Santa de La Laguna.
La Procesión del Silencio por el casco antiguo es probablemente la procesión de Semana Santa más impresionante que se realiza en la ciudad que alberga el obispado de las islas occidentales.
El acto empieza a las diez de la noche del Viernes Santo.
Llenos de expectación, los espectadores se meten en la adoquinada Calle de Obispo Redondo.
El Convento de Santa Catalina y los tres edificios históricos enmarcan la actual zona peatonal.
Sus fachadas, provenientes de diferentes épocas esconden departamentos de la administración municipal interconectadas entre si.
Desde lejos se acerca la luz de las antorchas.
Los focos relucientes avanzan lentamente.
El público no percibe los contornos de los cofrades hasta que ellos están a la altura de sus ojos.
Uno tras otro, nuevos grupos aparecen.
Por supuesto, los hábitos blancos son un poco más visibles y fáciles de percibir que los trajes de color negro azabache.
El desfile dura unas dos horas.
Solamente el tintineo de las cadenas que algunos llevan en los pies, rompen el solemne silencio nocturno.
Y los golpes de bastón de los “maestros de ceremonia” que marcan el compás de su hermandad.
La Semana Santa, la época dedicada al arrepentimiento y la reflexión, remonta a la época de la Inquisición española.
Al “hábito” que cubre todo el cuerpo de los “penitenciales” pertenece el “capirote”, deriva de la gorra que debieron llevar los acusados cuando eran traídos ante los inquisidores.
En la procesión están también presentes las cofradías sacramentales y los “de gloria”, vestidos de negro.
Los tronos están dedicados a la Vía Crucis de Cristo
Todas las cofradías acompañan sus “imágenes “.
Los “tronos” de los “penitenciales” están dedicados al “Vía Crucis”.
Las imágenes laguneras, algunas de gran valor, proceden de diferentes épocas y cuidadosamente mantenidas.
Las figuras de las imágenes, a menudo de tamaño natural, son muy expresivas.
No obstante, detrás del decorado no hay resplandor.
Muchas túnicas esconden escasos esqueletos de madera.
Tenerife no es Sevilla.
En la isla no hay “tronos” con peso de varias toneladas, llevados a hombros por decenas de hombres.
Las figuras de las imágenes laguneras están colocadas en los techos de los carros.
En el interior, hombres, a menudo con la espalda muy encorvada, empujan el vehículo voluminoso, para desplazarlo por las calles.
Mover los anchos tronos requiere mucha destreza, dado que su radio de giro es muy amplio y los portales de las iglesias parecen muy estrechos respecto a los vehículos.
Las escenas de los tronos visualizan los acontecimientos de la Semana de la Pasión, empezando el Domingo de Ramos en el que una multitud saluda con ramas a Cristo al entrar en Jerusalém.
La imagen del museo sacro del Convento de Santa Clara, realizada en 1961, proviene del Evangelio de Marcos.
Su motivo es el traicionero beso de Judas y la captura de Jesús por hombres mandados por los sumos sacerdotes armados de palos y espadas.
Otra imagen muestra como Pedro negó tres veces a Cristo “antes que el gallo cante por tercera vez”.
Los tronos de la Semana Santa provienen de varias épocas
El trono, inspirado en el Evangelio de Lucas, proviene de principios del siglo XIX y sustituyó a su antecesora, modelada en 1644.
La muy neoclásica representación de Jesús atado a la columna con la corona de espinas, escena proveniente del Evangelio de Juan, fue una donación de los genoveses a la iglesia de los Remedios en 1756.
Muy impresionante es la obra, realizada hace sesenta años, en la que Simón de Cirineo ayuda a llevar la cruz, como escribió el evangelista Lucas
En La Orotava, en 1828, se realizaron las figuras de la escena en la que, según cuenta Juan, un discípulo lleva a María a su hijo crucificado.
Ya en 1588 se realizó la representación pictórica de la promesa que, como relata Lucas, Jesús hizo en la cruz al “buen ladrón” colgado a su lado.
Sin embargo, las figuras han sido reparadas muchas veces a lo largo del tiempo y muchas partes han sido reemplazadas.
La figura de María con Jesús muerto en sus brazos proviene del Evangelio de Marcos y fue un regalo a la iglesia de La Concepción en 1688.
La Pasión de Cristo pasa por quince estaciones.
El “Vía Crucis” termina con la resurrección del “Santísimo Cristo Resucitado”.
Es el momento en el que Jesús se dirige a sus discípulos diciendo “la paz sea con vosotros”.
Para comunicarles que “los pecadores a los que perdonáis, quedan perdonados”.
Este año, los fieles laguneros esperan la Semana Santa con mucha más ilusión que otros años.
Tras catorce años, la restaurada catedral vuelve a formar parte de las procesiones. Por eso cambian algunos desfiles.
(La versión alemana publicada en Megawelle, 2011 – 2016)