Es viernes santo es el día de la Pasión de Cristo. En muchos municipios de Tenerife hay procesiones. No obstante, en Adeje se celebra el Vía Crucis a su muy propia manera.
La mañana del Viernes Santo hay mucho movimiento en el centro cultural de Adeje.
La atmosfera difunde toques de la calma que precede a la tormenta.
Todo el mundo se dedica a los últimos preparativos.
En breve va a empezar la representación teatral de la Pasión de Cristo en un tramo de unos quinientos metros de la calle principal del núcleo adejero.
Los jinetes, montados en sus caballos ya están delante del centro cultural.
En las puertas de la primera planta hay letreros que dicen “Pueblo” para indicar los vestuarios de los figurantes que van a encarnar pueblo judío.
En la planta baja, algunas de las mujeres, ya perfectamente vestidas, están sentadas junto a la expendedora de bebidas y tiemblan un poco debido al miedo escénico.
Otros protagonistas leen periódicos, hablan o arreglan sus trajes.
El grupo de soldados romanos debate una vez más sobre la correcta postura de lanza.
La Pasión de Cristo requiere muchos preparativos
Los fotógrafos y camarógrafos, que cubren el acto, también deben llevar la indumentaria de la época de Jesús para integrarse y formar parte de la actuación en vez de romper la imagen.
La indumentaria de los gráficos está muy ajustada.
Si entonces las túnicas estaban de la misma manera, para los judíos de la época romana caminar y desplazarse debe haber sido muy complicado.
Mientras tanto en el centro de Adeje se dan los últimos retoques a los decorados.
Una unidad de transmisión móvil de la televisión canaria está también en Adeje para retransmitir el acto en directo.
Su tripulación instala cámaras fijas en cada una de las etapas de Vía Crucis.
Por supuesto, la actuación está inspirada en un tema histórico.
No obstante, sin última alta tecnología no sería posible poner en escena, las penas de Jesús sufridas hace casi 2000 años los sufrimientos en Jerusalén.
Los diálogos serán transmitidos por altavoces.
Por eso, los principales protagonistas están equipados de micrófonos de cabeza.
Los coordinadores del espectáculo, también vestidos de indumentaria antigua, están entre los protagonistas y figurantes y, se comunican entre sí con móviles.
Dos campesinas judías, el guion en mano, supervisan toda la actuación en cada etapa.
Los vecinos empeñan todos los papeles de la obra teatral
Unos treinta minutos antes del inicio de la función, unas casi 200 personas se colocan al punto de salida del “Via Crucis”, ubicada en una calle paralela a la altura de la iglesia de Adeje.
Los soldados, los judíos, los romanos, los sacerdotes, los discípulos y los granjeros, todos también se reúnen en colectivos correspondientes.
Poco más tarde, solemnes sonidos salen desde los altavoces, ubicados en la calle principal de la localidad.
Una voz introduce a unos veinte mil espectadores a la historia bíblica, mientras en el punto de salida los caballos empiezan a tirar el carruaje romano. Luego el clero judío empieza a desplazarse.
El coordinador de los granjeros judíos vuelve a decir que hay que quitar los chicles de la boca y que se debe sonreír tras haber entrado en la calle principal.
Se advierte también a los fotógrafos que ellos deben ser atentos para evitar que sus teleobjetivos sean captados por las cámaras de televisión
Eso no se dice en vano. Junto a las cámaras de televisión fijas, hay dos equipos móviles que capturan las actuaciones en los escenarios primer plano.
Sus cámaras están conectadas con cables al vehículo de Televisión Canaria que está aparcado detrás del escenario final en el que va a tener lugar la crucifixión.
Por eso, los cables son muy largos, dado que la actuación empieza en un lugar más arriba, a unos quinientos metros de distancia
Por supuesto, los asistentes curran muy duro, tirando los cables detrás de los camarógrafos.
A veces los figurantes pisan en los cables. Otras veces, incluso los asistentes tienen que pasar esos hilos por las piernas de las personas.
El Vía Crucis pasa por la calle principal del pueblo
La actuación comienza con una canción.
Cristo viene montado en un burro y abraza a los niños.
Luego el pueblo judío se sienta en hojas de palma, saca la comida de las cestas y comienza a desayunar.
Mientras tanto, en el escenario un poco más arriba empieza la celebración de la Última Cena.
Poco después, Judas se escapa. Luego se van Jesús y los otros discípulos, mientras María Magdalena canta acompañada de guitarra.
En próxima escena Jesús se sienta bajo una palmera y pide a Dios que le libere de la carga y los sucesos que van a ocurrir.
Poco después, llega Judas para traicionar a Jesús. Soldados judíos arrastran al Mesías ante los sumos sacerdotes.
Luego está llevado ante Poncio Pilato y el rey Herodes para ser azotado y coronado de espinas.
A continuación, el Salvador arrastra la cruz por varios puentes para llegar al último escenario, donde esté representada la Crucifixión.
Aquí hay una gran pantalla, que anima con dibujos animados al público antes del comienzo de la función.
En este momento, la pantalla sirve para la retransmisión de las acciones en el escenario sean retransmitidos para la parte de audiencia que se encuentra muy alejada de las tablas.
Eso es necesario porque hay una muy densa muchedumbre alrededor del escenario.
Personas pequeñas, incluso cuando estén muy cerca del escenario, no podrían ver la escena clave si un gigante bloqueara su vista.
La Pasión de Cristo adejera difunde toques de Hollywood
La Pasión de Cristo de Adeje tiene toques de las grandes obras cinematográficas inspiradas en la historia bíblica de gran cine, como ‘Ben Hur’ o ‘Los diez mandamientos’, ambas protagonizadas por Charlton Heston.
La luz con la que está bendecido el suroeste de Tenerife es espectacular, tiene toques de Hollywood.
Muchos fotógrafos publicitarios de gran renombre realizan en esta región sus producciones.
Pero incluso los espectadores, que no tienen nada que ver con el cine y la tecnología, quedan cautivados por la conmovedora atmósfera del espectáculo en el centro de Adeje.
Finalmente, Jesús está bajado de la cruz, la función acaba y la muchedumbre se disuelve.
Los turistas van a la playa, los isleños a casa.
El “Vía Crucis” de Adeje es un excepcional espectáculo visual.
Visto de esta perspectiva no tiene mucho en común con el contemplativo mensaje del Viernes Santo.
Muchos creyentes dedican ese día a la reflexión, a la meditación y a la penitencia.
Las cofradías, por ejemplo.
Algunas hermandades van incluso descalzas y encadenadas en la gran procesión de La Laguna.
Allí, todos los años el Viernes Santo hace mucho frío.
El cielo está gris.
Y a menudo incluso llueve.
(La versión alemana publicada en Megawelle, 2011 – 2016)