El velero Shtandart

Abordo del velero ruso Shtandart, el amanecer difunde una atmósfera muy propia. Las tablas de la cubierta suben y bajan suavemente por el oleaje, y la calma matinal de la costa majorera en el puerto de Gran Tarajal ve como la nave y su tripulación se despierta.

El día anterior, la embarcación rusa causó mucha sensación, tiró salvas antes de arribar al puerto, donde ya esperan muchos curiosos para admirar tanto la cubierta como la bodega del velero histórico.

El alcalde y varios concejales saludan al capitán; periodistas, gráficos, equipos de varias emisoras de televisión local hacen entrevistas y sacan fotos tanto de la arboladura como de los tripulantes, vestidos de trajes y de uniformes de la marina rusa del siglo XVIII.

Un grupo musical ameniza a los notables y a los marineros mientras comen tapas en una tienda instalada en el muelle.

El velero ruso Shtandart no llegó a Gran Tarajal por casualidad, sino gracias a una invitación de la Administración Local que ha puesto en marcha un amplio programa para mejorar la infraestructura municipal, con el fin de atraer turistas de todas partes del mundo para comprar las casas y las viviendas ya proyectadas en las cercanías del puerto.

El velero ruso Shtandart sale del puerto de Santa Cruz
El velero ruso Shtandart sale del puerto de Santa Cruz

El periódico Canarias 7, que cuenta con unos 200.000 lectores diarios en la provincia de Las Palmas, dispuso de un amplio espacio en la contraportada para avisar de la llegada de la nave histórica.

El velero Shtandart destaca por su ambiente histórico

Por supuesto, la tripulación sabe la atracción de la embarcación que ya ha servido como decorado para el rodaje de películas y escenario de excursiones y fiestas incluidas en ambiente histórico.

En los grandes festivales náuticos en los mares del Norte y del Báltico, en los muelles de Hamburgo, Rostock o Flensburgo, siempre hay largas colas de gente ansiosa por sentir en primera persona los aires históricos que difunde esta réplica de una importante nave de batalla.

La antigua Shtandart, una fragata de 28 cañones acabada en 1703 fue la primera nave de la marina rusa.

Unos 25 años más tarde, tras su participación en varias operaciones, se desmontó debido al lamentable estado de la madera de su casco.

Vista a la proa del velero ruso Shtandart
Vista a la proa del velero ruso
La cubierta de madera del velero ruso Shtandart
La cubierta de madera del Shtandart

El proyecto de construir una embarcación sucesora nunca se realizó. La Shtandart es el fundamento de la marina rusa a la que dio luz el zar Pedro I.

El propio regidor de Rusia era uno de los artesanos que construían la embarcación.

Debido al famoso aprendizaje de carpintería naval del monarca en los Países Bajos, la jerga marinera de Rusia proviene en gran medida de palabras de origen inglés y holandés.

Evidentemente la réplica ha sido construida y está registrada en San Petersburgo, ciudad fundada por el monarca con el objetivo de fomentar la navegación de su país.

La idea de reconstruir la nave del siglo XVIII nació a los finales de los años ochenta. Se empezó una investigación histórica para encontrar antiguos dibujos de construcción o, por lo menos, documentos que tuvieran referencias a este respecto.

Empresas de varias naciones ofrecieron donaciones para cubrir los costes de la construcción del barco, hecho de la madera de árboles provenientes de la región de San Petersburgo.

El Shtandart es la reconstrucción de una embarcación del zar Pedro I

En el 2000, tras un lustro de obras, la nave se botaba en las aguas del Neva, el río que desemboca en el mar Báltico tras haber pasado por la ciudad que lleva el nombre de su constructor.

Grandes partes del equipo de construcción se convertirían en la primera tripulación del nuevo Shtandart, liderado por Vladimir Martous, el ingeniero naval y gran impulsor del proyecto, como capitán.

El velero ruso Shtandart, tiene una eslora de 34,5 metros, una anchura de siete metros, un calado de 3,3 metros, un tonelaje de 220 toneladas y tres palos de una altura máxima de 33 metros.

La nave está adaptada a los requerimientos de la actualidad y cumple los reglamentos de seguridad y de medio ambiente, además está provisto de un generador y de una máquina de accionamiento.

Limpieza de la cubierta del velero ruso Shtandart
La limpieza de las tablas de la cubierta
Shtandart: El trabajo en la arboladura requiere mucha sintonía
El trabajo en la arboladura requiere mucha sintonía

La nave, gestionada por una fundación en San Petersburgo, tiene el objetivo de difundir el espíritu explorador de los marineros de vela tradicional del siglo XVIII.

Como entonces, los tripulantes comparten un espacio muy estrecho.

La tripulación fija se mete en literas muy pequeñas, los alumnos duermen en hamacas, tendidas sobre sólidas y pesadas cajas de madera donde están estibados tanto sus enseres como los utensilios de la nave.

Como antes, la vida cotidiana a bordo de un barco está marcada por la rutina.

Cada tripulante tiene que pasar diariamente dos turnos de guardia, se dedica al trabajo para garantizar la marcha de la nave.

Algunos tripulantes limpian las instalaciones sanitarias, otros se dedican a la preparación de la comida que se sirve en la gran mesa en el confortable comedor que forma el  corazón del barco.

El velero ruso es un lugar idóneo para talleres de “Teambuilding

La guardia del turno tiene que limpiar las tablas de la cubierta que necesitan una humedad básica.

El velero ruso Shtandart, mucho más pequeño que otros veleros tradicionales, está equipado por un número reducido de velas.

Por eso, los novatos no tardan mucho en saber la distribución y la posición de los cordones y de las cabillas correspondientes y son capaces de integrarse en el curso de trabajo.

Tras un rato a bordo no tienen ningún problema para subir el aparejo, equipado de un arnés de seguridad, para manejar los cabos en las vergas o para soltar enredadas en las escotas, drizas y cargaderas.

Por supuesto, hay oficiales como Dimitri que lideran a los grupos de guardia, instruyen a los alumnos tanto en el equipo como en el aparejo del barco y, además, realizan las maniobras y el trabajo en momentos decisivos.

Ellos son también los responsables de los cañones, artífices imprescindibles de los espectáculos que ofrece la Shandart en los puertos.

La atmósfera al bordo del barco es muy familiar, muy parecido a un campamento de verano para jóvenes.

reunión de tripulación en la cubierta del velero ruso Shtandart
Reunión de tripulantes en la cubierta del velero ruso Shtandart

Es posible participar en un viaje en alta mar a bordo de la réplica histórica como tripulante por una duración mínima de una semana, incluso para personas sin conocimientos náuticos,

El velero ruso Shtandart también es un lugar idóneo para organizar actos en el ámbito del “Teambuilding”, talleres que enseñan el trabajo en equipo, tanto para grupos de jóvenes como para plantillas y departamentos de grandes empresas.

Un barco es un mundo limitado donde cada uno depende del otro y, por eso, la cooperación es imprescindible.

En Gran Tarajal el capitán proyecta la vuelta a Rusia

Hay que comunicar con otros y evaluar propuestas como organizar y coordinar las actividades necesarias para llegar a destino.

Por supuesto, en estas ocasiones la tripulación fija siempre está presente para echar una mano.

Y el capitán está en su camarote, en la popa de la nave.

Hecho de pino, alerce y roble ruso, donde lucen los brillos de sol por los pequeños cristales de las ventanas, se dedica a preparar las siguientes rutas.

Minutos antes de mandar las salvas de reglamento en las costas de Fuerteventura, Víctor Martous analiza las condiciones climáticas de los días siguientes, da un vistazo al monitor de su portátil para definir el timón de vuelta.

El Shtandart pasa por Madeira a las costas peninsulares y a las francesas.

El capitán del velero ruso Shtandart
El capitán del velero ruso Shtandart
La preparación del canon del velero ruso Shtandart
La preparación del canon

Luego, desde Francia se da rumbo al mar Báltico para llegar al puerto de matricula, ubicado en una ciudad que debe su nombre a un monarca quien, probablemente, ni siquiera sabría que existiría un lugar en las costas occidentales de África llamado Islas Canarias.

(Publicado en Megawelle, 2011-2016)

El velero ruso Shtandart: la vista desde el puente
El velero ruso Shtandart: la vista desde el puente